tag:blogger.com,1999:blog-53428052312811678902024-03-05T01:41:22.805-03:00Consultora OXIMORONCarolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comBlogger15125tag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-80934509088727492532008-02-14T15:50:00.001-02:002008-02-18T15:53:54.097-02:00Provincia tomada (I)<img src="http://www.jorgeasisdigital.com/archivos/provinciatomada.jpg" alt="Provincia tomada (I)" class="izquierda" /><h3><span style="font-size:130%;"> ONDA BALESTRINI:<br /></span><span style="font-size:85%;">Por instrucción de Kirchner,<br />es el próximo hombre fuerte.</span></h3><h3><span style="font-size:130%;">Pampuro (modo de uso)</span></h3> <p>El estrellato del senador Pampuro, alias El Pepe, mantuvo el atributo de la fugacidad.<br />Trátase del crédito del Portal. Por su condición invalorable de ganador del Torneo “Tweety Carrario”. Edición Apertura, 2006.<br />A Pampuro, sin embargo, lo empomaron. Porque Kirchner lo utilizó para después descartarlo. Al arrojar, a Lavagna, hacia el cesto de la historia.<br />Repasemos. Fue el Pepe quien, inspirado en su sagacidad de intermediador, impulsó aquel fenomenal salto en garrocha de Lavagna.<span id="more-178"></span><br />Gracias al envión, Lavagna saltó. Con el vértigo del vacío, como destino final.<br />Lavagna clavó la garrocha en Saavedra, a los efectos de elevarse, admirablemente, pese a sus 65 años. Hasta caer en los jardines de Olivos.<br />A Lavagna le pasó lo mismo que a los exiliados de la novela “El otoño del Patriarca”, de García Márquez. Con su aspecto primaveral, de desocupado en banda, Kirchner, el Patriarca, recibió al derrotado Lavagna. Para desconsuelo del Alberto Fernández, que sólo casualmente no se enteró por el Clarín.<br />El Patriarca consiguió despojarle a Lavagna, en un truco de tahures, el pequeño caudal acumulado. A cambio del caramelo de madera de una fotografía para especulaciones. Y el protagonismo garantizado entre los comentaristas de la oposición.</p> <p>Tiempos de reestructuración del peronismo a la carta.<br />Desde antes del salto de Lavagna, Pampuro venía agrandado. Inflado con levadura triunfal. Por los efectos secundarios de la desarticulación, en Lanús, de Quindimil. El trunco ex-pariente. El suegro que no pudo ser.<br />Pero Pampuro no supo, infortunadamente, aprovechar aquellos quince minutos de gloria. Aunque fue entrevistado por los miembros estables de “A dos voces”. O por el canónico Morales Solá.<br />Tampoco Pampuro se atrevió a sostener la tradición organizativa de los congresos peronistas, minuciosamente predigeridos. Confeccionados a medida, por lo general, en Lanús. Podía haberse asignado el rol de anfitrión.<br />Gargantas del pecaminoso Hotel Intercontinental, el paraíso de las trampas, indican que Pampuro, al mejor estilo Kirchner, arrugó.<br />Entonces el Congreso enlatado del peronismo bonaerense brindará su función de gala el próximo 22 de febrero, en la localidad casi homónima. Tres de Febrero, los pagos de Curto, el incipiente Zurdito. Caudillo de los pocos feudos carentes de riesgos, enclavado en la Primera Sección electoral.</p> <h3><span style="font-size:100%;">Hotel Intercontinental</span></h3> <p>En su condición de armador, El Chueco, alias Mazzón, presenta mayores similitudes con el sigiloso Coti Nosiglia, que con el popularmente desenvuelto Julio Mera Figueroa.<br />Gargantas del hotel de los amantes furtivos señalan que El Chueco se dedica a caminar el territorio, sustancialmente complejo, de la provincia de Buenos Aires. La provincia tomada.<br />Con frecuencia, Mazzón recorre los distritos desde un reservado del Intercontinental. Puntea congresales, baraja selectivamente referentes, con una indicación precisa. La instrucción es de Kirchner. Cerrar filas detrás del compañero Balestrini. El nuevo hombre fuerte, hoy vicegobernador.</p> <h3><span style="font-size:100%;">Fierros</span></h3> <p>Por una cuestión elemental de acumulación de fierros, se imponen, otra vez, las estructuras del conurbano. O lo que queda de ellas, en pie. Vuelven a postergarse, en todo caso, a los peronistas melancólicos de las ciudades.<br />Para la traducción. Se desmorona la ilusión de Díaz Bancalari, que se disponía a coronarse con la continuidad. Díaz Bancalari, alias El Mono, es otro flamante Zurdito que carga con fallas de origen. Como la de nacer, por ejemplo, en San Nicolás, los pagos de Ginés y, sobre todo, del Picca Benedictini, el Pensador de la Toscana.<br />Por similares explicaciones geográficas también se desmoronó, en su momento, la aspiración de liderazgo de Florencio Randazzo, del enclave subalterno de Chivilcoy.</p> <p>Ocurre que el peronismo bonaerense se encuentra también tomado, por las estructuras dominantes del conurbano. Representan, se ufanan, el 50 por ciento del peronismo del país.<br />Por lo tanto poco importa esgrimir que Perón haya sido oriundo de Lobos.<br />O Evita, sin ir más lejos, de Los Toldos. Donde pomposamente inauguraron, en el papelón de un homenaje, la reconstrucción de una casa equivocada. En la que Evita nunca vivió. Cuenta que a la hermana la llevaron para emocionarse en la ceremonia. Y que dijo: “Esta no es mi casa”. Mientras tanto, la funcionaria parienta, la hacía callar.</p> <p>La provincia, en cambio, se encuentra literalmente tomada por las fuerzas excesivamente vivas del delito. Gran parte de la responsabilidad, por la toma, es del peronismo.<br />Para rescatar a la provincia tomada resultan insuficientes, hasta hoy, los discursos. Y las buenas intenciones de Scioli, el rehén, líder de la Línea Aire y Sol.<br />Tema específico de próximo despacho.</p> <h3><span style="font-size:100%;">Tambores de chequeras</span></h3> <p>La hegemonía del suburbio mantiene la crueldad tácita de las reglas nunca escritas.<br />El que pierde, en el peronismo, fue.<br />Aunque se trate de un funcionario indispensable. “Fue”. Hasta que recupere el control territorial.<br />Un caso emblemático lo brinda el hoy imprescindible Aníbal Fernández.<br />Su cuadro, Villordo, perdió en Quilmes. Contra el Barba Gutiérrez, que disponía del simultáneo apoyo del gobierno que Aníbal, políticamente, representaba. En el más alto nivel.<br />Otros caudillos, sin ser funcionarios, ni registrar mayor peso en la balanza, deben aventurarse en la senda del retroceso. Exponentes culturales de la extinguida civilización duhaldista. Los que formalmente, para sobrevivir, no presentaban reparos para integrarse a la iniquidad humillante del kirchnerismo.<br />Son los clanes familiares de Arcuri, el compañero Pelado y la compañera Brígida. O los Rodríguez, matrimonio e hija. O el legendario don Manuel Quindimil, al que hoy cualquier ingrato se le anima. O Villaverde. Caciques destronados a los que les birlaron, impiadosamente, la mayoría de los indios. Los que sólo suelen conmoverse, mayoritariamente, ante los tambores de las chequeras.</p> <h3><span style="font-size:100%;">Mesas</span></h3> <p>Para sentarse, ante las mesas del poder, los caudillos, previamente, tienen que mantenerse en pie.<br />Los volteados, aunque sean volteados transitorios, no se pueden sentar.<br />De la Tercera Sección, por ejemplo, quedan en pie severos baluartes, como Balestrini, de La Matanza. El vicegobernador es, en términos de peronismo, infinitamente más importante que el gobernador.<br />Porque el pobre Scioli, titán de la Línea Aire y Sol, en el esquema que arma Kirchner, desde Puerto Grosso, mantiene una gravitación equiparable a la del Ministro Stornelli en el campo de la seguridad.<br />Conste que a Balestrini, el caudillo del comisario, los Kirchner no pudieron armarle, siquiera, la travesura de las colectoras. Suicidio metodológico que sirvió para arrebatarles comunas a los caudillos tomados. Impotentes que apoyaban a los Kirchner, quienes sistemáticamente movilizaban el objetivo de desplazarlos.<br />Junto a Balestrini, persisten, en pie, otros caudillos, ágiles en materia de deslizamientos, de la Tercera. Como Mussi, por ejemplo, de Berazategui. O Álvarez, de Avellaneda, que recuperó su territorio al desalojar a Laborde, el kirchnerista que busca refugio en la cancillería. O Pereira, de Florencio Varela. Tal vez el único que aún escucha, con atisbos de desgano, a Kunkel.<br />Y subsisten aún los sobrios caudillos de la Primera. Definitivamente resignados a la pérdida de Morón, o de Almirante Brown. Relativos exponentes del progresismo como Curto, que actuará de local en el próximo Congreso del Peronismo Enlatado. O dos innovadores del bolivarianismo medular. Seres capciosamente rescatables como Cariglino. O el Gordo Ishi, de José C. Paz, el cristinista de la penúltima hora.</p> <p><strong><em>Oberdán Rocamora</em></strong><br /><em> Continuará<br /></em>Manténgase conectado.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-63257825209079083322008-02-14T15:46:00.001-02:002008-02-18T15:50:01.418-02:00La Jefa<img src="http://www.jorgeasisdigital.com/archivos/lajefa.jpg" alt="La Jefa" class="izquierda" /><br /><p> por <span style="font-weight: bold;">Carolina Mantegari</span>,<br />de <span style="font-weight: bold; font-style: italic;">Consultora Oximoron</span>,<br />para <span style="font-weight: bold;">JorgeAsísDigital</span>.</p><p>Suele irritar, a Elisa Carrió, que no se la reconozca como Jefa de la Oposición.<br />Categoría nobiliaria. Rol honorable. Que la señora supone, naturalmente, merecer. Basamentada en la razón, democráticamente matemática, de haber salido segunda, en las elecciones.<br />Carrió perdió, previsiblemente, con Cristina. Pero para ella, lo más gravitante es que se impuso sobre Lavagna. Según su interpretación, un “impostor” que claudicó.<br />Al claudicar el tercero, y al desvanecerse el cuarto en internismos domésticos, ella, la segunda, se queda sola.<br />Sin embargo, Carrió se impuso, especialmente, sobre Macri.<br />Aunque Macri, oficialmente, no haya participado de la compulsa.<span id="more-176"></span><br />Cabe consignar que Macri tampoco mantiene el menor interés de disputarle, a Carrió, el título nobiliario. Tiene que dedicarse a la gestión. Por influencia intelectual, probablemente, del pensador Jaime Durán Barba. Al que llaman, las huestes del PRO, El Equeco.<br />Entonces, para Macri, que sea nomás Carrió la Jefa de la Oposición.</p> <p>Para ser la Jefa, Carrió debería saberse legitimada por la compleja conjunción de los subordinados eventuales. El heterogéneo mosaico sociocultural que presenta reticencias hacia la hegemonía de los Kirchner. Un mosaico compuesto por políticos desconcertados, mal posicionados, desertificados de ideas, y que no pueden, insensiblemente, inclinarse ante el rigor científico de las matemáticas.<br />Prefieren recurrir, en cambio, hacia las virtudes humanísticas de la lógica.<br />Debe aceptarse, por lo tanto, que Carrió representa, incuestionablemente, la voz más poderosamente potente de la resistencia al Sistema Recaudatorio de Acumulación que propone el kirchnerismo.<br />Sin embargo la aceptación tampoco basta para brindarle, a Carrió, la categoría de Jefa.<br />Incluso en la vertiente más irresponsable, el reconocimiento del arrojo resulta insuficiente para que el conglomerado de la resistencia, aún en su desconcierto, la acompañe a Carrió, mayoritariamente, en la aventura del liderazgo.</p> <p><strong><em>C.M.</em></strong><br /><strong> Consultora Oximoron</strong>,<br />Copyright by <strong>JorgeAsísDigital</strong>,<br />permitida reproducción sin citación de fuente.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-3116299642697724432008-02-05T16:20:00.000-02:002008-12-11T14:35:50.682-02:00MAREMOTO EN EL FLORERO<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV8QnaxE27OwfFHPgBBKSE4GkkvQrwFnsJ-ouv4x9ZV8sgp81zI2cO_U9p4BTMR2T89rFSHVPwGeopu73hGycCAp7IWVZS3C1PuiBmOPNBWsX_FbmxVT5y_VIE8wibwOQdxQAYrGxDMyY/s1600-h/Lavagna.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5163563369909482418" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 159px; CURSOR: hand; HEIGHT: 182px" height="96" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgV8QnaxE27OwfFHPgBBKSE4GkkvQrwFnsJ-ouv4x9ZV8sgp81zI2cO_U9p4BTMR2T89rFSHVPwGeopu73hGycCAp7IWVZS3C1PuiBmOPNBWsX_FbmxVT5y_VIE8wibwOQdxQAYrGxDMyY/s400/Lavagna.jpg" width="128" border="0" /></a>Kircher hace política.<br />El Resto comenta.<br /><br /><span style="color:#ff9900;">MAREMOTO EN EL FLORERO</span><br /><span style="color:#ff9900;">(dos)</span><br /><br />Sólo Kirchner, el Presidente Real, se encuentra habilitado para hacer política.<br />El “Resto del Mundo”, apenas, puede comentar.<br /><span style="color:#ff9900;"><strong></strong></span><br /><span style="color:#ff9900;"><strong>Plancha gestionaria</strong> </span><br />Los referentes sustanciales, de peso institucionalmente relativo, por disposición de Kirchner, deben entregarse al abatimiento de la Plancha Gestionaria.<br />En esta fila puede verse, en primer lugar, a Macri.<br />Emerge agobiado, el pobre, por la problemática municipal.<br />Le pesa el rol desperdiciado de principal opositor. El que le asignó, equívocamente, la sociedad.<br />Macri prefiere ser punto. Y ceder el sabó, para que sea banca, al cuadro solitariamente más viril. La señora Carrió.<br /><span style="color:#ff9900;"><strong></strong></span><br /><span style="color:#ff9900;"><strong>Vejado frecuente</strong></span><br />Más allá de Macri se distingue, en el segundo lugar, entre los abatidos, la sonrisa de Scioli. "Naturalmente forzada", para intentar un oximoron.<br />El titular de la línea Aire y Sol, Scioli, mantiene el rostro, artificialmente distraído, del perro al que le hacen, compulsivamente, el amor.<br />El lider del peronismo motonáutico es un vejado frecuente.<br />Sin embargo, las sucesivas vejaciones le otorgaron la legitimidad que usufructua. Le sirvieron para llegar a ser gobernador. Y también para acotarlo.<br />No obstante, Scioli exhibe el saludable vigor de la digestión blindada. A prueba de los sapos vivos que se traga para el desayuno. Como el de Lavagna. Junto a la pastafrola proverbial.<br /><strong><span style="color:#ff9900;"></span></strong><br /><strong><span style="color:#ff9900;">Reivindicación moral del Brigadier</span></strong><br />Asoma, en el tercer lugar, la Presidente Delegada.<br />A la señora Cristina hay que compadecerla. Se encuentra relegada, con crueldad básicamente conyugal, al plano protocolar. Tristemente lateralizada. Como primera voz del coro estable. Pero con pocos solos. No puede lucir entre tanta opacidad.<br />En materia de protagonismo, la Presidente Delegada despierta, incluso, severos deseos de reclamar por ella. “!Aparición con vida!”. Y rescatarla de la estrategia del “culpable”.<br />En cierto modo, Cristina y Scioli presentan, si no vidas paralelas, escenografías parcialmente equiparables.<br />Porque Kirchner, el Presidente Real, le supo brindar, a la Presidente Delegada, idéntica legitimidad para llegar. Y la simultánea acotación que la inmobiliza, hasta extraviarse, la pobre, en el cuadro.<br />Si alguna vez decide diferenciarse, si aspira a gobernar según su criterio, la Presidente Delegada no tendrá otra alternativa que imitar aquel ejemplo liminar del inmanente antecesor, Menem. Y convocar al providencial Brigadier Antonietti. Para que brinde, otra vez, el máximo servicio. La actuación que supo patrióticamente ofrendar, en medio del apasionado ridículo, a Menem. La sociedad, en bloque, debiera entonces suplicarle al Brigadier Antonietti:<br />“¡Otra! ¡Otra!”<br />Binner, con su nostalgia infinita de santafesino lánguido, completa la fila de los gestores, prolijamente destacados. Seguido por el irremediable amontonamiento de la clamorosa etcétera. Das Neves, Alperovich, Gioja.<br /><strong><span style="color:#ff9900;"></span></strong><br /><strong><span style="color:#ff9900;">kirchnerdependencia </span></strong><br />El Resto del Mundo debe conformarse con la pasividad del comentario.<br />Se asiste a un oficialismo de vocacionales aduladores. Transversales, concertados, ahora cautivados por el súbito "pejotismo".<br />Y se asiste a una oposición conformada por analistas. Profesionales del presupuesto, que parecen más preparados, en realidad, para competir con el profesor Grondona, que para atreverse a disputar el poder.<br />Una de dos: en la Argentina se está a favor de Kirchner, o en contra de Kirchner.<br />Hablar de política, en la Argentina, significa hablar, exclusivamente, de Kirchner.<br />Para analizar los movimientos que la Kirchnerdependencia dispone.<br />Desde las oficinas estratégicas de Puerto Grosso. Sede, en definitiva, del poder real.<br />O desde la residencia bipresidencial de Olivos. Donde el Presidente Real convive con la otra dependiente, la Presidente Delegada. Su “Camporita” conyugal. Convertida, en la práctica, en la colérica Tía secundaria. Hasta que pueda juntar fuerzas espiritualmente suficientes como para recurrir a los servicios morales, próximamente indispensables, del Brigadier Antonietti.<br /><strong><span style="color:#ff9900;"></span></strong><br /><strong><span style="color:#ff9900;">Segundo maremoto<br /></span></strong>Precisamente fue en los jardines de Olivos, y no en Puerto Grosso, donde Kirchner sorprendió con la última vejación mediática. Estruendosa, pero estructuralmente inofensiva.<br />Sin embargo la vejación mantiene, en tensionado vilo, a la conjunción multitudinaria de competidores de Grondona y Silvestre.<br />Cuando Lavagna, después de ser despedido como una doméstica, por Kirchner, decidió postularse como candidato presidencial. Para desatar el primer “maremoto en un florero”.<br />Fueron palabras del Portal. Alabadas, Señor.<br />Ahora Lavagna vuelve a desatar un segundo maremoto, aunque en un florero escatológicamente desvencijado. Fue después de la previsible derrota, como mascarón de proa de los radicales, frecuentemente desairables, con la estrategia a la deriva.<br />Por consiguiente Lavagna decide, con pragmática inteligencia e indiferente recato, desairar a los correligionarios y entregarse, emblemáticamente, a Kirchner. Con la utilitaria máscara de la identidad peronista.<br />Es piadosamente comprensible la fastuosa capitulación.<br />Después de todo Lavagna, como la clase obrera, en versión Marx, nada tenía para perder. Ni siquiera su fuerza de trabajo.<br />En realidad Lavagna se encontraba, como se decía en Villa Ortuzar, en condiciones de “sacar la silla a la vereda”. Para sentarse “al fresco”. Y comentar, junto a otros desplazados, lo que sale en el “Clarín”.<br />En cambio, con el valiente movimiento claudicatorio, Lavagna reaparece, de pronto, en la portada de Clarín. Otra vez el maremoto. Lavagna en la plenitud del primer plano. Logró desplazar, del centro de la atención, el atropello trágico del Gaby Alvárez.<br />La cuestión que Lavagna está, de nuevo, en la proximidad de las decisiones. Con el aval, poderosamente intrascendente, de Duhalde.<br />El Piloto de Tormentas conserva, en el fondo, menos juego propio que Lavagna. A pesar de la rutina seca de los amagues del retorno. En los que ya no cree ni Verdi, ni Toledo. Menos aún, por supuesto, la señora Chiche.<br /><strong><span style="color:#ff9900;"></span></strong><br /><strong><span style="color:#ff9900;">Desaire </span></strong><br />Un cigarrillo, y la continuidad de un nuevo desaire, nunca debe negársele a ningún radical.<br />La credibilidad de Lavagna, paulatinamente, se desmorona. Hasta alcanzar los escombros del prestigio.<br />Sin embargo el olvido suele ser pausadamente sabio. Atenua, con su polvareda, cualquier adversidad. Lo importante es que, a través del segundo maremoto, Lavagna logró introducirse en el bolillero. En adelante, su bolilla, en cualquier momento puede salir. Con el cuento inútil de la reorganización del PJ, puede esperarse una recomposición del gobierno. Según nuestras fuentes, en marzo.<br />Palabra del Portal. Alabadas, en el Blog.<br /><br />Oberdán Rocamora<br /><span style="font-size:85%;">copyright by Oximoron, el Blog</span>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-53478334971058692402008-01-22T16:32:00.000-02:002008-12-11T14:35:50.793-02:00ADIOS AL PJ<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicprWPhNovBQd4jSXktqCOAFWcKyoyFC-DLI847J0X64C510DpiwzdLzEG_vDiuWP1pnowEnnbRWCm6KCIWFTA8XJV1laVb5sqI2BZXcv60FLFfQtTnbfQJcAQjfwimhSGqXc-5nZFZOU/s1600-h/Per%C3%B3n+1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5158370949707297282" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 180px; CURSOR: hand; HEIGHT: 183px" height="157" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicprWPhNovBQd4jSXktqCOAFWcKyoyFC-DLI847J0X64C510DpiwzdLzEG_vDiuWP1pnowEnnbRWCm6KCIWFTA8XJV1laVb5sqI2BZXcv60FLFfQtTnbfQJcAQjfwimhSGqXc-5nZFZOU/s400/Per%C3%B3n+1.jpg" width="120" border="0" /></a> Segunda muerte<br />del General.<br /><br /><strong>ADIOS AL PJ<br /></strong><br />Tío Plinio querido:<br />Enternece la fila imprevisible de felatiadores.<br />Sindicalistas adoradores que se encuadran, con sistemática voracidad. Sobrevivientes encolumnados de aquella paradójica "columna vertebral", melancólicamente transformada en una prótesis involuntaria. En siliconas lastimosamente ubicables.<br />Gobernadores dependientes que sobreactuan la omnipotencia del Operativo Clamor.<br />Por decenas. Los mandatarios hacen méritos para mantenerse. Incorporarse a la clamorosidad. Aferrados al estigma indeleble de la Caja.<br />Aunque varios de ellos, sigilosamente, desprecien, con énfasis, a quien se deben reportar.<br />Actuaciones especiales. El coro afiatado de los clamorosos intendentes del FAM.<br />En el rubro "otros", clamorean, sin ser extras, los legisladores piadosamente disciplinados. Entrañables excompañeros que se incorporan, con unanime docilidad, a la escenografía del Operativo.<br />Militantes pirandelianos en búsqueda de un Conductor.<br /><strong><span style="color:#ff9900;">Dos almas que en el mundo</span></strong><br />Salvo irrelevantes testimonialismos, los Partidos Políticos, en general, en los costados menos insensatos de la tierra, suelen crearse con el objetivo, ambiciosamente expreso, de conquistar el Poder.<br />En la Argentina, por gravitación de la cultura peronista, el camino es a la inversa. Sólo después de asegurado el Poder es que se intenta construir el gran Partido Político que lo sustente.<br />Pasa igual, sin ir más lejos, en la Venezuela Bolivariana. La Madrastra Patria. "Dos almas que en el mundo". Es el bolero que bailan, abrazaditos, Kirchner y Chávez.<br />Ellos no se encuentran unificados, tío Plinio querido, tan sólo, por la abrumadora pasión por el ridículo.<br />Tampoco se encuentran mancomunados, exclusivamente, por la impune cotidianeidad de la marroquinería. (Al Gordo Antonini, nuestra embajadora en Caracas, debería condecorarlo)<br />Los aproxima, a las almas gemelas de los sensibles Chávez y Kirchner, el espejismo movilizador de dos clamores similares. La gestación de dos grandes Partidos.<br />Con admirable modestia, los caudillos fundacionales comienzan por reservarse, al unísono, en la excitación del bolero, el casillero del liderazgo.<br />Los Partidos que se construyen desde el Poder, suelen nutrirse, tío Plinio querido, del amparo moral que brinda el manejo arbitrario del Bandolerismo de Estado.<br />La teatralidad de Chávez induce a la gestación del partido oficialmente único. Es el sueño del PSUV, Partido Socialista Unificado de Venezuela. Engendrado, desde el Poder, a los efectos de canalizar la alucinada demencia del marxismo del siglo veintiuno.<br />La opacidad de Kirchner, en cambio, es más módica. Se inclina por liderar la eventual reconstrucción del degradado Partido Justicialista.<br />Desde la Unidad Básica de Puerto Madero, el Presidente Real se propone a recibir las montoneras de súplicas. Para que se imponga, el Providencial, al frente de la definitiva liquidación. De los penúltimos saldos del verano largo del peronismo.<br />Con el privilegio de portar, sin ingratas solemnidades, la manija principal del ataúd. Por las exequias sin grandeza, derivadas de la segunda muerte del General Perón.<br />Y de tantos muertos honrosos que nos instigan, desde la incomodidad de la memoria, a pesar de todo, a reanudar la épica, redituablemente mitificada, de La Resistencia.<br />El Movimiento ya nada tiene que ver, tío Plinio querido, con aquel "fenómeno maldito". Ni siquiera con la emotiva evocación de los mártires.<br />El peronismo, como Movimiento, está paralizado.<br />El tiempo venció por goleada a la organización.<br />En la cuesta abajo, tampoco supo utilizarse el instrumento electoral. El PJ. Diluído, en el último tramo, en la procaz humillación del Frente de la Victoria.<br /><strong><span style="color:#ff9900;">Servini Conducción</span></strong><br />Por primera vez, Perón murió en 1974.<br />En adelante, el peronismo sólo pudo ser eficazmente conducido desde los Tribunales.<br />En materia institucional, lo poco de Partido formal que existe, se le debe, para ser justos, a la capacidad de maniobra de la Gran Conductora del Movimiento Nacional Justicialista. Trátase de la doctora Servini de Cubría. "Servini Conducción contra toda la Traición". Es la idonea jueza con competencia electoral. Una lástima que deba, la pobre, lidiar con los desbarajustes de otros trescientos esbozos de partidos.<br />Entre Servini, La Jefa Natural, y el difamado escudero Ramón Ruiz, un Juancito Duarte inclinado a la monogamia, se las ingeniaron, hasta aquí, para mantener vivo, con sueros elementales, al peronismo vegetal del PJ. A disposición, siempre, del que tenga el control ideológico de la chequera.<br /><span style="color:#ff9900;"><strong>La superstición</strong></span><br />A través del encanto febril de la inexistencia, el peronismo, paulatinamente, se convirtió en una superstición funcional.<br />Un conglomerado colectivamente a la carta. En condiciones para gerenciar cualquier sucesivo fracaso que se antepusiera. Para legitimar los borradores de las imposturas antagónicamente reversibles. Con baluartes anotados como miembros permanentes del inventario.<br />Predispuestos para privatizar, y después nacionalizar.<br />Para nacionalizar lo privatizado y privatizar, posteriormente, lo estatizado.<br />Pero siempre, en lo posible, desde el ejercicio del poder.<br />O lo que es lo mismo, desde afuera, a través de la instalación de la imposible gobernabilidad del otro.<br />Pese a la obscenidad del cuadro, es saludable conmoverse con la fila inagotable de próceres que se cuadran. Y exhiben la transitoria lealtad.<br />Trátase de los peronistas que pretenden, en la "media vuelta", infiltrarse en el otro bolero. El que signa la epopeya del neomontonerismo recaudador.<br />Zurditos improvisados. Progresistas de los 44 minutos del segundo tiempo. Doblegables que hacen cola para anotarse. Para manifestar la serena obediencia. Hacia el Jefe. El providencial dueño de la Caja. Kirchner.<br /><span style="color:#ff9900;"><strong>Apotegma</strong></span><br />Con los sindicatos y gobernadores en la bolsa, convenzase que nadie, en el fondo, tío Plinio querido, va a poner una moneda, para plantear, en disidencia, una interna nacional.<br />Para disputar, sin que este acordado, la jefatura incuestionable de Kirchner. Habrá, eso sí, amagues. Los Rodríguez Saa pueden emerger, a lo sumo, como los sparrings idealmente necesarios que se buscan. Para convalidar, en todo caso, la jefatura anunciada.<br />Pero los hermanos Barros Schelotto son demasiado peronistas, tío Plinio querido, para sumergirse en un decorado semejante.<br />"El que gana conduce y el que pierde acompaña".<br />Como lo esgrime el clásico apotegma. Emerge como argumento justificador para cobrar siempre. Mojar la medialuna sin costos.<br />Coma ahora, autocritíquese después. O simplemente apueste por las bondades del olvido manso. Sin asumir nunca los riesgos desaconsejables del llano. La alimentación en el desierto, a base de anchoas.<br /><span style="color:#ff9900;"><strong>Vísperas</strong></span><br />Son las vísperas, tío Plinio querido, de la segunda muerte de Perón.<br />Se asiste a la consagración triunfal del neomontonerismo recaudador.<br />Aquellos imberbes que le dieron la espalda al General, hoy se postulan para "depurar".<br />Por lo tanto, ya no hay más lugar para que prospere el versito del clásico apotegma. Gana Kirchner. Congratulaciones.<br />Sin embargo el Suscripto, afiliado a la popular extravagancia del PJ, vuelve, frontalmente, a perder. Pero sin el menor interés de acompañar.<br />Irrumpe entonces el momento indicado para despedirse.<br />Para apartarse, ponerse al costado, en la exacta instancia del Operativo Clamor.<br />Clamor, tío Plinio querido, de las p....<br />Adios al PJ.<br />Pero sin derramar, que conste, ningún vestigio de lágrima.Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-83633394184453476172008-01-21T19:07:00.000-02:002008-12-11T14:35:50.976-02:00BANDOLERISMO DE ESTADO<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXUfAS6kgthnWcGKrhRM3PBvDaHV8iUGJCB9Zp7Qz2v4WUiDHMbuOJrYDPczLafxiMgcexnENa607hvGIEriWHjYY7DXcnWHe77-Fyrtpmi9IS9UxBbZHLTzkh23lMm43X81vtxEImujs/s1600-h/Tragamonedas.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5158047946691801586" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 160px; CURSOR: hand; HEIGHT: 184px" height="184" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXUfAS6kgthnWcGKrhRM3PBvDaHV8iUGJCB9Zp7Qz2v4WUiDHMbuOJrYDPczLafxiMgcexnENa607hvGIEriWHjYY7DXcnWHe77-Fyrtpmi9IS9UxBbZHLTzkh23lMm43X81vtxEImujs/s400/Tragamonedas.gif" width="146" border="0" /></a><br /><div>Salpicar a Macri para </div><div>diluir culpas de Kirchner</div><br /><div></div><br /><div>BANDOLERISMO DE ESTADO</div><br /><div></div><br /><div>por Carolina Mantegari</div><div><span style="font-size:78%;">para "Oximoron, el Blog", banco de suplentes del JorgeAsísDigital </span></div><br /><div><span style="font-size:78%;"></span></div><div><span style="font-size:78%;"></span></div><div><span style="font-size:78%;"></span></div><div><span style="font-size:78%;"></span>El Bandolerismo de Estado sustenta la ideología del Decreto 1851.</div><br /><div>La significación, altamente agraviante, del texto jurídico, derivó en el primer hallazgo del año de Oberdán Rocamora. Para el Portal JorgeAsísDigital..</div><br /><div>El Decreto de referencia fue firmado, el 5 de diciembre, por el Presidente Real. Convalidado, a través de la culposa expresividad del silencio, por la Presidente Delegada. </div><br /><div>Refrendado, con la invalorable rúbrica, por la Hermana Alicia.</div><br /><div>Y por Alberto Fernández, el atormentado sonetista post romántico. </div><br /><div>Y publicado, en el manipulable Boletín Oficial, el 31 de diciembre. </div><br /><div>En síntesis, el Decreto asegura la explotación del juego, en el hipódromo de Palermo, por los próximos 25 años, merecidamente, para el señor Cristóbal López. </div><br /><div>Trátase del empresario del comisario. De La Casa.</div><br /><div>Don Cristóbal López es, en materia de deslizamientos, lo más parecido a un socio. Para alguien, como Kirchner, incapacitado para tener socios. </div><br /><div><strong><span style="color:#ff9900;">Falsa corresponsabilidad</span> </strong></div><br /><div>En textos posteriormente alusivos a la venalidad del Decreto 1851, puede percibirse, sin mayor estupor, el intento indirecto, de reposados editorialistas, de atenuar la responsabilidad del Presidente Kirchner. A los efectos de instalar, de manera funcional, el preventivo auxilio de la responsabilidad compartida. Cuestión de colocar, en el balde fecal, también a Mauricio Macri. Alcalde -recién estrenado- de Buenos Aires. </div><br /><div>Complicidad de muchos, consuelo de cándidos. </div><br /><div>Los articulistas, objetivamente movilizados, prefieren mostrarse ecuánimes. Se anotan en el vodevil de criticarlo a Kirchner. Pero, por las dudas, acaso para que el irascible Kirchner no se enoje, deciden enlodar, políticamente, a Macri. </div><br /><div><strong><span style="color:#ff9900;">Cronología </span></strong></div><br /><div>Sin intenciones de generar argumentos para una defensa innecesaria, se impone, aquí, clarificar las reglas (del negocio) del juego. </div><br /><div>Ante todo, Kirchner firmó el Decreto 1851 el 5 de diciembre. Cinco días antes que Macri asumiera como alcalde. Está limpito, al menos, por una cuestión básica de inocencia cronológica. </div><br /><div>Significa que los comentaristas desorientados deben asumir, frontalmente, que es Kirchner, con irreprochable exclusividad, el máximo merecedor del pase incesante de las facturas. Aunque les pese. </div><br /><div>La pasión obscena por la impunidad se traduce, en el caso del Decreto, en una exhibición de poderío que devalua, hasta degradarlos, a los decorativos organismos de control. </div><br /><div>Y agrede, hasta minimizarla, la propia identidad conceptual de la complaciente dirigencia opositora. Donde sólo parece anexarse la señora Carrió, hasta aquí. En el riesgoso camino de la virilidad política. </div><br /><div><strong><span style="color:#ff9900;">La Novia Ausente</span> </strong></div><br /><div>Entonces la acción de prorrogar, hasta el difuso 2032, y para beneficio del señor Cristóbal López, la explotación apacible de las tres mil máquinas tragamonedas de Palermo (con el compromiso compulsivo de aumentarlas a 4500), es directa corresponsabilidad del Presidente Real. Y de la Presidente Delegada. </div><br /><div>Aunque la dama coloque, para la fotografía, el rostro compungido del vals "La Novia Ausente". </div><br /><div>Por lo tanto, trasladar mecánicamente la corresponsabilidad a Macri, es una forma, muy poco elegante, de diluir el acto sumario del Bandolerismo de Estado. </div><br /><div>Una sospechosa precipitación de la voluntad. </div><br /><div>Porque se le reprocha a Macri, a sólo cuarenta días de haber asumido el descontrol de la ciudad, lo que nunca, con algún rigor, se les reprochó a los antecesores. </div><br /><div>En especial a Anibal Ibarra, el martir de Cerro Corá. </div><br /><div>El eterno Fiscal Ibarra supo solidificar su alianza con Kirchner, a partir de la compartida cosmovisión progresista de las redituables tragaperras. </div><br /><div>Y Jorge Telerman, el de la autocrítica tardía, por su kunderesca frivolidad. </div><br /><div>A Telerman, pobre, de nada le valió haber remitido, sin escalas, hacia las oficinas de Balcarce, aquellos maletines, mensualmente morales, que procedían del barco. </div><br /><div><strong><span style="color:#ff9900;">Logia del Newman</span> </strong></div><br /><div>Para el Portal, que inició la ola incontenible de la divulgación, no se puede condenar, al menos todavía, la carencia de una reacción de Macri. </div><br /><div>La reacción que podría, según nuestras fuentes, producirse. En cualquier momento. Hay que esperarlo. El muchacho merece una simple batería de confianza. </div><br /><div>Aunque el socio adherido a Cristóbal López, el señor Federico Achaval, sea un viejo amigo de Macri. Un miembro activo de la Logia Lautaro del Newman. </div><br /><div>Pero es insuficiente, el lazo afectivo, para culpabilizar al alcalde. </div><br /><div>Aunque el señor Achaval haya sido, inclusive, según nuestras fuentes, un sostén espiritualmente financiero del auspicioso PRO(yecto político) de Macri. </div><br /><div>Por si no bastara, según Gargantas académicas, se habría registrado, a propósito de la venalidad de referencia, un relevante intercambio filosófico entre dos pensadores de la logia del Newman. Intelectuales que influyen, ostensiblemente, en la (falta de) ideología del PRO. Cuentan las incuestionables Gargantas que el señor Nicolás Caputo, enrolado en el existencialismo, le habría dicho al señor Torello, que está más cerca de los lacanianos: </div><br /><div>"Por la que puso, Achaval no puede pedir que Mauricio se trague semejante sapo". </div><div></div><div> </div><div>Carolina Mantegari </div><div><span style="font-size:78%;">para Oximoron, el Blog, </span></div><div><span style="font-size:78%;">permitida la reproducción, sin citación de fuente </span></div>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-78605340092685625302008-01-15T16:39:00.000-02:002008-12-11T14:35:51.132-02:00JARDAN<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioKUacsmEkg_FVWZUfYV-aWxk-ZHh-NHXSYilY9jlapma805SgrkKYFGi91jOzccbMjJEIoSFNP_nDqDlRM5v0CCABcpQptpNeWBVIA9ZUNwdc7MRBsGG1ETlKavqqgzmb5qiwhbok_aE/s1600-h/playa+3.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5155776694971232738" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 209px; CURSOR: hand; HEIGHT: 188px" height="121" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioKUacsmEkg_FVWZUfYV-aWxk-ZHh-NHXSYilY9jlapma805SgrkKYFGi91jOzccbMjJEIoSFNP_nDqDlRM5v0CCABcpQptpNeWBVIA9ZUNwdc7MRBsGG1ETlKavqqgzmb5qiwhbok_aE/s400/playa+3.jpg" width="130" border="0" /></a><br /><div>El Aparecido, </div><div>en Pinamar.</div><div></div><div></div><div><span style="font-size:180%;">JARDAN</span></div><div></div><div>por <span style="font-size:130%;">Jorge Asís</span> </div><div><span style="font-size:78%;">especial para "Oximoron, el Blog"</span></div><div></div><div></div><div>La historia de la aparición de Ricardo Jardán me la contó, en mi departamento de Recoleta, la señora Amanda de Ormeño.(Confieso que modifiqué, levemente, los dos nombres). </div><div>"Absoluta reserva”, me pidió Amanda. Caballero clásico, garanticé la discreción.</div><div>Pero si Amanda me contactó fue sólo para contar la historia. Simultáneamente para suplicar que El Narrador nunca escribiera la historia que contaba. </div><div>No entendí, entonces, para qué decidía Amanda contar la historia de Jardán. Justamente a un contador de historias. Como el Narrador. Si se trata de una historia que no debo escribir. </div><div>Cuenta Amanda que Jardán, desde la "4 por 4", le pidió, con el gesto emblemático, la complicidad del silencio. Para que nunca contara que lo había visto a Jardán, en la playa. </div><div>Que era, precisamente, lo que Amanda venía a contar. </div><div>Que Jardán vivía. Que el suicidio fue la teatralización de una mentira. </div><div>Pero Amanda decidía quitarse la historia de encima. Al contar lo que ella no debía, carezco de motivos para dejar de contar la historia. </div><div>Llega entonces el turno del Narrador. Para desprenderme de la historia que Amanda me entrega. Mientras me pide, inexplicablemente, que nunca la difunda. </div><div>Después de todo, los tres somos prisioneros de la misma historia. </div><div>Jardán, el protagonista oficialmente muerto. Amanda, quien lo descubre vivo. Y el Narrador, que cree que no traiciona. Al instalar la historia, responsablemente, adonde se debe. A disposición del lector, el unánime destinatario.</div><div><br />J.A. </div><div>enero de 2008 </div><div></div><div><strong><span style="font-size:130%;"></span></strong><strong><span style="font-size:130%;"></span></strong></div><div><strong><span style="font-size:130%;color:#ff9900;">I</span></strong></div><div></div><div></div><div>Amanda de Ormeño fue quien reconoció a Jardán. Se topó con aquel rostro inconfundible, inútilmente modificado, con el pelo artificialmente negro. En la playa de Pinamar. En las proximidades del CR. El balneario vacío ofrecía la imagen clausurada del invierno. </div><div>No le prometió ninguna discreción. Pero Amanda sabía que a Jardán no debía defraudarlo. Como los mayoritarios adictos a la desconfianza, Amanda nunca había creído la versión oficial del suicidio de Jardán. El patetismo dramático del tiro de escopeta. Justo Jardán, oculto de la autoridad. La autoridad que solía responderle, hasta la dependencia. Pero que ya no controlaba. </div><div>Estaba escondido, Jardán, en un campo tristemente desarticulado. Distaba de encontrarse a la altura del final que su trayectoria merecía. </div><div>Amanda no puede hablar de la aparición. Con el índice expresivamente vertical sobre su boca, Jardán se lo pidió. </div><div>Tampoco Amanda puede hablarlo, siquiera, con Walter Ormeño. El marido, que también lo reconoció a Jardán. Aunque finja el descreimiento que lo ampara. </div><div>Ocurre que Walter también está asustado. Y le prohibió, a Amanda, referirse a la aparición. Como si se hubiera puesto de acuerdo con Jardán. O como si, a la distancia, le obedeciera. </div><div>Por acumulación de temores, Walter prefiere devaluar la lucidez de Amanda. Para tratarla, en definitiva, de fabuladora. Con visiones alucinadas por el estilo. Como la de afirmar que lo había visto a Jardán, en la playa. Ocho años después de aquella dramatización institucional del suicidio. </div><div>Viven, los Ormeño, en Belgrano. En las cercanías del Hospital Militar, es la referencia. </div><div>Con dignidad, Amanda acaba de llegar a los sesenta. Como se decía antes, es una ama de casa. Bien aspectada, regularmente informada. Con el agravante de pasar algunas horas diarias frente al televisor. </div><div>Demasiado comunicativa. Alta, aún estilizada. Dotada para la simpatía natural. Con un permanente déficit afectivo en materia de interlocución. </div><div>Téngase en cuenta que Amanda es del tipo de mujer que suelen hablar del estado del tiempo con los encargados de los edificios. Que besan a los niños de otros. Y que saludan, aún, al vecindario. </div><div>Walter, en cambio, es un comerciante taciturno. Ramo textil. Algo apocado, gravemente tímido, pero cordial. </div><div>Ambos conjugan. Con serena inteligencia se soportan. Hasta puede asegurarse que los Ormeño, a esta altura del matrimonio, si apasionadamente no se quieren, se estiman. Y de memoria se entienden. </div><div>Cuando están acompañados, en las contadas reuniones sociales, Walter suele cederle a Amanda, en general, la iniciativa.</div><div>Habla entonces ella. Pero quien manda es él.</div><div>Dos hijos casados, cuatro nietos que animan la existencia pasablemente calma. Sin mayores relevancias, con una armonía gris, paulatinamente agradable.</div><div>En Pinamar, los Ormeño mantienen la casa secundaria. Es blanca y suficiente, sin ostentaciones. Cerca del Golf, indolencia que no cultivan. La casa se encuentra anticipada por un jardín sin rigor, que circunda la generosidad de un pino. </div><div>Refugio ideal para el veraneo que es, en Pinamar, cada año, más breve.</div><div>Desde que los hijos prefieren Punta del Este, los Ormeño decidieron ofrecer la casa en enero. Para alquilarla, aunque fuera, inicialmente, un ultraje. La atiende la “Inmobiliaria de David”, sobre la Bunge. Significa que mantener en condiciones, la casa de la playa, se convierte en un problema permanente. Y en una tentación saludablemente simultánea. Para las oxigenantes escapadas del invierno. Ideales para abandonar la geografía de edificios que circunda el Hospital Militar.</div><div>Cuando no se trata de los inconvenientes de la pintura, el pretexto lo brinda la instalación eléctrica. O la necesidad de prepararla, para una hipotética venta que nunca ocurre. Y que David, por ser amigo, desalienta. </div><div></div><div><strong><span style="font-size:130%;"></span></strong></div><div><strong><span style="font-size:130%;color:#ff9900;">II</span></strong></div><div></div><div>Con Jardán se reitera el imaginario colectivo que condiciona la memoria de Graiver.</div><div>Dos titanes popularmente mitificados. Jardán y Graiver tienen la obligación de disfrutar, separadamente, condecorados por otros rostros, los placeres minuciosamente elaborados por la otredad. Vedados a los mortales ordinarios.</div><div>Ellos deben disfrutar de una fortuna colosalmente inagotable. Construida, en el caso de Graiver, merced a las finanzas, violentamente redentoras, de aquellos Montoneros. Los que, de algún modo, siempre vuelven. O construida, en caso de Jardán, merced a las ventajas de la impunidad. Deparadas por la violencia, inconmensurablemente torpe, del Estado. Vulnerabilidades que Jardán, con la celebrada astucia del fenicio, supo aprovechar. Reverencias, recogimiento y veneraciones.<br />Es el invierno de Pinamar, dilatadamente denso, como en Madariaga, los pobladores necesitaban creer que Jardán vivía. Que alguna vez Jardán iba a volver. Por la revancha. En cualquier momento iba a sorprender la noticia efectista de su aparición.</div><div>Ocurría que Jardán mantenía infinidad de deudas para cobrarse. Los ingratos, los que le debían favores, se multiplicaban. Turritos por doquier. A los que Jardán, arbitrariamente, hizo ricos. Y en el tango estricto de su caída se corrieron. Imperdonablemente, lo negaron. </div><div>Por lo tanto, la escenografía armada, para clavar la muerte de Jardán, representaba el transitorio final del cuento más logrado. El epílogo inexorable de la confabulación meticulosamente planificada.</div><div>La muerte emergía, para Jardán, como un pretexto utilitario. Para legitimar la cobertura del cambio de identidad.</div><div>Menos podía aceptarse aquel agravio a la inteligencia más elemental. Que Jardán se hubiera suicidado. Con aquel horrible escopetazo de referencia. Cercado por las turbulencias escandalosas de la humillación. Mientras sobrevenían, en tropel, la caravana de los enemigos. Por el botín de sus empresas impecablemente gestionadas. Recluido en la vulgaridad de aquella casa de campo rústica. Situada en las afueras del pueblo que intenta, aún, llamarse Viale. En la prosperidad de Entre Ríos. Entre una indignidad que servía de marco para una muerte sin grandeza. Impropia de un triunfador.<br />Por magistrales que fueran las cirugías, algunas huellas, de ningún modo, podrían ser borradas. Jamás podría disiparse el rictus de su sonrisa cordial, prescindiblemente maligna. La perspicacia subyacente en su mirada. De paisano tierno, o de sigiloso taimado. Mirada que nunca podría disolver el peso de los orígenes.</div><div>David, el de la inmobiliaria de Bunge, decía, a propósito, que nada le gustaría más que Jardán - al que llamaba El Turco-, se le apareciera.</div><div>Para David, el Turco había muerto, tan sólo, para aquellos desagradecidos que habían decidido olvidarlo. Los que lo habían soltado antes, incluso, que el Turco se muriera. </div><div>O que el Turco astuto les hiciera creer, a la totalidad de los cretinos, que había muerto. Con la ficción del ensayado escopetazo en la boca. Para emular a Ernest Hemingway. Sin haberlo, siquiera, sabido.</div><div>Desde algún lugar inconcebible, Jardán debe preparar la venganza. Para los enemigos que lo pulverizaron. Algunos veranean, incluso, en Pinamar. Y para los amigos que oportunamente se enriquecieron, sólo por ser escogidos para brindarle servicios. Pero que no vacilaron en alejarse. Durante el esplendor explicable del escándalo. Cuando, por impotencia culposa, lo entregaban. Al matadero mediático. A la ceremonia del escarnio. </div><div>Coincidían, admirablemente, en Pinamar y Madariaga, que Jardán la había hecho bien. La teatralizada simulación de la muerte, había sido ejemplar.</div><div>El muerto real, el Muletto, era, como correspondía, asombrosamente parecido. Lo suficientemente como para que varios seres intachables, los que creyeron conocerlo, aseguraran, convencidos, que se trataba de Ricardo Jardán. De ningún Muletto.</div><div>Con aquel escopetazo, de reminiscencias hemingwaianas, en la boca, El Muletto se encontraba totalmente desfigurado. Con la exigencia de la precipitada sepultura. Ataúd cerrado. Con correctamente previsibles escenografías de llantos. </div><div>En sus monólogos de la inmobiliaria, David solía manejar información inquietante. Sugería que el Turco, en la lejanía de los orígenes, aguardaba el instante propicio del regreso. Desde los alrededores de cierto pueblo costero. En algún costado, inexplotadamente paradisíaco, de Siria. Equiparable, al menos, a Pinamar. Cerca de la fascinación de Lattaquie. Alternado con un villorrio donde, por contrato, lo protegían. En las vecindades de Tartuz.</div><div>Imposible, en efecto, para David, era imaginarlo, a Jardán, lejos del mar. Sin la recreación, en otras culturas, de las fantasías transformadoras que estimulaba, para las urgencias básicas de Pinamar. Con aquellas ideas que solía imponerle al vencido alcalde Altieri. Hoteles ampulosos. Decenas de Aracapaxis. Majestuosidades del gran puerto cercano, aguas profundas como las transformaciones. Una avenida Costanera asfaltada. Con un paseo rigurosamente custodiado, que nada tuviera que envidiarle, en materia de grandeza, al de Copacabana. Imaginaba, El Turco, contaba David, focos multicolores, Macetones con flores cada treinta metros, baldozones de color lila, pacífica alegría y atractiva seguridad.<br /></div><div><strong><span style="font-size:130%;"></span></strong></div><div><strong><span style="font-size:130%;color:#ff9900;">III </span></strong></div><div></div><div>Entonces Jardán reapareció un miércoles de junio.</div><div>Para vigorizarse, como antes, Jardán decidía caminar por la playa. Enfundado en una campera de cuero negra, una bufanda gris. La cara al viento. Cierta sensación de libertad, garantizada por los custodios que no hablaban español.</div><div>Las caminatas anónimas por la playa representaron, paradójicamente, para Jardán, el inicio de la declinación. Para ser exactos, la caída comenzó durante un verano, siempre en Pinamar. Del 95, a lo sumo del 96. Cuando le arrancaron la primer imagen. La fotografía letal. Mientras caminaba con su mujer histórica. Como si Jardán fuera lo que siempre había querido. Uno más, simplemente inadvertido entre la multitud. Pobre, Jardán se deslizaba en el equívoco de suponerse un turista normal. Que podía ufanarse, incluso, de la inútil libertad de los insignificantes.<br />Sin embargo una vecina, que mantenía una casita presentable, tuvo la misma idea. La trivial ocurrencia de caminar, aquel miércoles de junio, por la playa desierta. Sin custodios innecesarios. Sólo con su marido.</div><div>Jardán los conocía de vista a los Ormeño. De veranos anteriores.</div><div>El frío debía imponer su hegemónica presencia. Para desalentar, al menos, a los caminantes. Si no fuera por el viento, podía decirse que la mañana era bella. De Irreprochable trasparencia.</div><div>A la altura del desarticulado balneario CR, fue que Amanda Ormeño lo vio. Lo cruzó de frente. Jardán caminaba en sentido contrario, en dirección a La Frontera. Se quedó petrificada. </div><div>Jardán venía acompañado. En el medio. Entre dos personas robustas y morenas, que le hablaban en una lengua indescifrable.</div><div>No podía asegurar que fueran amigos. Ni que fueran, tampoco, del lugar. El aspecto denunciaba la condición de forasteros. Para Amanda, los acompañantes eran guardaespaldas.</div><div>– Jardán -, dijo Amanda, perpleja, en un susurro perceptible. Pero ya no podía continuar con la caminata.</div><div>Walter mantuvo la mirada perdida en el horizonte. Como si estuviera distraído. Prefería desconocer la significación de aquella presencia.</div><div>Para Amanda, su esposo también lo había reconocido a Jardán.</div><div>Pero Walter nunca quiere, Asís, razonablemente, meterse en problemas. Les rehuye. </div><div>Walter decidió, después, creer que no le constaba que el caminante de la playa fuera Jardán. Como la conocía de memoria, fue que le prohibió a Amanda, en adelante, hablar del tema. Es decir, de contar que creyó ver, en la playa, arrebatado entre el frío y el viento, a Jardán.</div><div>Se lo dijo Walter, con la firmeza de una orden. Mientras concluían, en la casa, el almuerzo rápido. Porque no tenía la menor intención de atender las fantasías de su esposa. </div><div>Prefería encarar la relajada aventura de la siesta.</div><div>Más tarde, mientras Walter dormía, para distraerse, Amanda lavó hasta los platos y cubiertos que no fueron utilizados desde el último verano. Repasó, infinitamente, la mesada. </div><div>Se sentó después, Asís, a leer. Para colmo, la revista “Noticias”. Frente al ventanal, desde donde podía advertir los movimientos de la calle de arena.</div><div>De pronto, Amanda percibió que se acercaba uno de esos vehículos utilitarios. De los que suelen andar entre los médanos. Los llamados “4 por 4”. Era negro, de cristales opacados.</div><div>Se inquietó aún más porque el vehículo se detuvo. Justamente, en la puerta de su casa. Amanda contempló que se bajaba, Asís, con lentitud, una ventanilla, la trasera. Y Jardán, indudablemente, la miraba. Con la intensidad que le producía el incierto terror. Sin embargo aparecía, ahora, aquel rictus que pasaba por sonrisa. Un mero estiramiento de labios. Pero como si le reclamara, a la buena vecina, algo semejante a la piedad. O sólo le demandaba un poco de comprensión. Mientras le hacía el expresivo gesto del silencio. Con la imagen popularizada en los hospitales. El dedo índice, vertical sobre la boca, y un leve soplido. Intrascendente y tácito. De inmediato, volvió a levantarse el cristal opaco de la ventanilla. Y la "4 por 4" se puso en marcha.</div><div>Agitada, Amanda amagó con despertar a su marido, para decírselo. Pero decidió, convenientemente, no decirle más nada. Temía que, por fantasiosa, la internaran. Decidió convivir, en adelante, con el secreto. Aunque mantuviera, íntimamente, el raciocinio bajo sospecha. El silencio, aparte, se imponía. Se lo había pedido un vecino. Afectuoso y temible, Ricardo Jardán. En una tarde fría de miércoles, del más desolado junio.<br /><br /></div><div>Jorge Asís</div><div>copyright by "Oximoron, el Blog", </div><div>permitida la reproducción </div>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-1375916054343453002008-01-08T19:42:00.000-02:002008-12-11T14:35:51.351-02:00Penetraciones brasileñas<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRLrXd_hO58jw4da8LblAeSk21G_16eomKPSZdbM4HqMBOlsEYn1G25yCRa2OFpN7c8eTGRAlgg47AYrGsjYwmfsNRcfIrqBMB8oSLFM1kh29Uoi24zeL8AaI7oPySOXyC3ag435NYu78/s1600-h/penetracionesbrasileras.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRLrXd_hO58jw4da8LblAeSk21G_16eomKPSZdbM4HqMBOlsEYn1G25yCRa2OFpN7c8eTGRAlgg47AYrGsjYwmfsNRcfIrqBMB8oSLFM1kh29Uoi24zeL8AaI7oPySOXyC3ag435NYu78/s400/penetracionesbrasileras.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153555995015737746" border="0" /></a>Merece, la venta de Esso, iniciar otra consagratoria miniserie.<br />Trátase de la Eastern Seabord Standard Oil, integrada a la Corporación ExxonMobil.<br />La extraordinaria liquidación fue encomendada al banco de inversión JP Morgan. Para la subasta se moviliza el plantel estable de empresarios argentinos. A los efectos de anotarse, al menos, en la “manifestación de interés”.<br />Asúmese el riesgo de anticipar el epílogo de la miniserie.<br />Los locales pueden disputar la competencia lateral. Por la categoría de socio doméstico de Petrobrás.<span id="more-165"></span> <h3>El Paquete</h3> <p>Al hablar de reestructuración, en general, alguien pierde. Queda afuera.<br />Para la venta de Esso, prefiere utilizarse, en cambio, el pretexto de la “reorganización”. Figura que atenúa la decisión empresaria, violentamente racional, de rajarse.<br />Primero la Esso. Después se irá la Shell.<br />“Reorganización” significa, traducido, que la Esso parte. Decide rematar los activos de Sudamérica. Región donde crece inquietantemente el fervor. Mientras declina la confiabilidad.<br />Los valores, por el paquete entero, se calculan en dos mil millones de dólares.<br />Amontonados en el paquete entran las filiales de Brasil, de Chile. Y la franquicia Argentina, que incluye las sucursales del Uruguay y Paraguay.</p> <p>Si Petrobrás resulta comprador, como las Gargantas aseguran, de la Esso local, la transacción podrá ser políticamente tomada, en una lectura inicial, como otra derrota del superministro De Vido.<br />Es decir, de Kirchner, el Presidente R.E.<br />Por el primer chico, De Vido se impuso sobre Petrobrás. Fue en la anterior miniserie de Transener. Pudo evitar que Petrobrás vendiera las acciones de Transener al Fondo Eaton Park. Valores que Petrobrás debía obligatoriamente desprenderse, en virtud de la colonizadora adquisición anterior. De la Pecom.<br />Evócase el despliegue del gran combate jurídico, por el premio mayor de convertirse en socios de Marcelito Mindlin. Es el propietario de la otra mitad. Titular del Fondo Dolphin, devenido en Pampa.<br />Prefería Kirchner que Petrobrás, en virtual acuerdo con Marcelito, no le vendiera Transener al Fondo Eaton Park. En aquel fantástico acné de nacionalismo direccionado, Kirchner decidió que la mitad de Transener debía quedar para próceres de la Patria. Para la dupla de La Casa. El Combinado Nacional. Enarsa, junto a a la imbatible Electroingeniería.<br />Con el diseño imaginativamente jurídico de El Profesional, el doctor Dromi, aquel Combinado logró ganar la batalla contra el Fondo Eaton Park.<br />Por lo tanto, Mindlin ya no tiene otra alternativa que soportar, como socio, a Gerardo Luís Ferreira. Y con poder de fuego.<br />Crédito descubierto por el Portal, Ferreira es El Revolucionario. Al que suelen mezclársele los cables. En especial, durante los momentos tensos del apasionante reparto de glucolines.<br />Los socios, Ferreira y Mindlin, se dispensan una afectuosa desconfianza recíproca. Hipocresía compartida que anticipa nubarrones ideales para describir, en la primera de cambio, en el Portal.</p> <h3>Atribulaciones</h3> <p>A rodarse en magníficos escenarios, como Houston, Nueva York, y Río de Janeiro, la miniserie Esso tiene el éxito garantizado. Sin olvidar, claro, las escenas de Buenos Aires, en las oficinas de Maipú. Sede diplomática de Petrobrás. Aquí se asiste al dilema existencial del señor Carlos Fontes.<br />Trátase de El Brasileño Atribulado. Emerge como embajador de Petrobrás en la Argentina. Intenta reemplazar, desde hace un año, al incomparable Guimaraes, que pasó a la superior representación de Nueva York. Fontes, pobre, debe soportar los llamados, cotidianamente arrebatados, de Baratta, el escudero de De Vido.<br />En tristes tardes con llovizna, Fontes debe soportar hasta los llamados de Moreno. Para apretarlo.<br />De todos modos, los cholulos empresarios locales suelen considerarlo a Fontes como un funcionario de jerarquía. Con poder de decisión. Por lo tanto, lo cercan con invitaciones.<br />Pero Fontes, El Atribulado, apenas puede transmitir las inquietudes de los medialuneros. Hacia la central de Petrobrás, Río de Janeiro.</p> <p>Para De Vido, cada vez es más difícil obstaculizar la penetración brasileña.<br />Cuesta abrirse. Imposible, para colmo, es evitarlo a través de la fraternal marroquinería bolivariana.<br />En la subasta, el JP Morgan no atiende, una lástima, sólo las pertenencias argentinas. Cotizadas en elementales 200 millones de dólares. Aunque trasciende que Mindlin, El Pampa, acaso para tomar distancias del pelotón, ofertó 325.<br />Hay 100 estaciones de servicio propias. Alrededor de 450 estaciones “franquiciadas”. Un estimable 12% del mercado local. La frutilla apetecible es la sofisticada refinería de Campana, que procesa 90 mil barriles diarios. Y las propinas del vecindario, Paraguay y Uruguay.<br />Pueden atreverse los presupuestos de cuatro o cinco rescatables empresarios nacionales. Seres que mantienen vinculaciones rotundas con el Cesarismo Conyugal.<br />Desfilan los infaltables Werthein, que desean entrometerse en cuestiones de energía. Y hasta Brito, el Banquero de la Espuma (de las garzas, de las rosas). Siempre cerca del Sol.<br />Incluso, don Francisco de Narváez, el severo caudillo popular. Aunque los pares suelen degradar, al caudillo, con patético entusiasmo.<br />“Sólo quiere salir en los diarios, de ser posible con el tatuaje”, lo fulmina un eventual competidor.<br />Para convertirse en el socio local de Petrobrás, el más aventajado, según nuestras fuentes, es el inflamado Marcelito Mindlin, El Pampa. Por la experiencia en Transener. Sobre todo, por la marcada eficacia de su lobbying con los americanos.<br />Quienes pueden aún disputarle la posición a Mindlin son los dos titanes de la Corporación América. Don Eurnekián y su escudero, Gutiérrez, El Flaco. Aunque la fuerza, políticamente principal, pueden generarla los cracks, los comprobados, del Combinado Oficial.<br />La dupla de Electroingeniería, orientada ideológicamente por Ferreira, El Revolucionario, El de los cables (mezclados), a la hora del reparto. Con Enarsa, donde otro cuadro, igualmente atribulado, recibe las instrucciones de De Vido. Es Exequiel Espinoza. El funcionario que suele deprimirse al comprobar el paso indiferente de las valijas. Pasan, orondas, las valijas, a su alrededor. Ni puede mirarlas de frente.<br />Para colmo, cuentan que el Combinado Nacional no logró retenerlo, como director técnico, a Roberto Dromi. El Profesional.<br />Mediante el Combinado es donde desea entrometerse PDVSA, la fuente del nacionalismo latinoamericano. Petróleos de Venezuela. Pero imaginar una asociación triunfal con los bolivarianos, es, desde Antonini, tan viable como una utopía.</p> <h3>Colonización inevitable</h3> <p>“Olvídese, la reorganización empresaria de la Esso es mundial”. Lo aclara, por teléfono, cierta Garganta de la Exxon. Desde Nueva York.<br />Si el Jefe se pone con los viáticos, el cronista decide desplazarse.<br />“La intención, Rocamora, es vender el conjunto. El pacote entero. No se trata de despachar activos por país”.</p> <p>Improbablemente alcance, a esta altura, con Electroingeniería y Enarsa, para evitar la colonización brasileña.<br />Puestos a elegir, la Exxon, de lejos, va a preferir a Petrobrás. Nada que huela a PDVSA.<br />Aunque Petrobrás no tenga la menor intención de conflictuar con PDVSA. Y hasta explote, Petrobrás, filones petrolíferos en Irán. Sin baladronadas, ni sobreactuaciones.<br />Para colmo, en esta partida, se abrió el libro de pases. Y Dromi, El Profesional, estrella sigilosa de aquellos diabolizados noventa, ahora juega, según nuestras fuentes, para Petrobrás. Aventuras de la globalización.</p> <p><strong><em>Oberdán Rocamora</em></strong></p> <p><em>Continuará</em><br />Manténgase conectado.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-67109112931522583172008-01-05T18:54:00.000-02:002008-12-11T14:35:51.841-02:001851, el Decreto<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCbrh57-IQK77Zl-qVhd89UxN-zbYzSg-7YqOMLSmRnE60SOEtDAPPMPJZ7aSbYzfDS_R5BDyOEhJuLTvibklXkF5TT0qcg6UIq_mCWxkKKsTKhCzhCWMKeVUDsaBla1Jhirf52VF6UwU/s1600-h/1851eldecreto.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCbrh57-IQK77Zl-qVhd89UxN-zbYzSg-7YqOMLSmRnE60SOEtDAPPMPJZ7aSbYzfDS_R5BDyOEhJuLTvibklXkF5TT0qcg6UIq_mCWxkKKsTKhCzhCWMKeVUDsaBla1Jhirf52VF6UwU/s400/1851eldecreto.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153555367950512514" border="0" /></a>Para los entendidos, hablar de Cristóbal López significa hablar de Néstor Kirchner. Se los asocia. Costará desprenderlos, cuando trascienda esta crónica.<br />Para colmo, según nuestras fuentes, lo único que Kirchner le pidió a Scioli, en la provincia, es que facilite el ingreso de Cristóbal López.<br />A pesar de los presumibles acuerdos preexistentes, para el gobernador Scioli es, lejos de una virtual apretada, un compromiso de honor. A Cristóbal, sí o sí, hay que despejarle el paso. Para compartir la explotación del juego en la provincia de Buenos Aires.<br />Pero las Gargantas Bingueras avanzan en la audacia interpretativa.<br />Indican que si Felipe Solá, por ejemplo, no mantuvo un destino elevado, en el gobierno de las grandes transformaciones, fue porque se resistió a "hacer los deberes".<br />Para que Cristóbal López pueda lograr, en el Hipódromo de San Isidro, con sus miles de tragaperras, lo mismo que le salió, tan admirablemente, en el Hipódromo de Palermo.<br /><h3>Numerologías</h3> <p>Pronto se va a volver al escenario del ludismo en la provincia menos viable. Brinda trabajo a 14 mil personas.<br />La escenografía del Decreto 1851 debe ajustarse, en cambio, a la metrópoli.</p> <p>El Decreto fue firmado por el presidente Kirchner, el 5 de diciembre del 2007. Y convalidado, además por la Hermana Alicia, ministra, la ex del amigo Bombón. Y por el destacado Alberto Fernández, sonetista de lirismo irreconocido.<br />Fue 5 días antes de entregar formalmente los atributos del poder, a su esposa. A 2 días hábiles de concluir el consagratorio mandato. Aunque fue publicado, en el Boletín Oficial, el sugestivo 31 de diciembre. Mientras el firmante principal, máximo responsable, construía la epopeya humanitaria de Villavicencio.</p> <p>Trátase de la prorroga, por otros 10 años, pero con opción a 5 años más, de la licencia de explotación del Hipódromo Argentino de Palermo. A favor de la empresa homónima. A la que sólo debe agregarse el "sociedad anónima". En adelante, HAPSA.<br />La empresa es nominalmente comandada por el señor Federico Achaval. El mismo que después sería destinado a controlar el devenir del conflictivo barco, del que también el Portal, en Ludopatías, se va a ocupar.<br />Achaval es un socio absorbido, según Gargantas irreprochables, por don Cristóbal López.</p> <p>La concesión vencía en el 2017. Sin embargo, gracias a la contundencia del Decreto 1851, se extiende, ahora, hasta al 2027.<br />Con la opción de la propina anticipada, de 5 años más, hasta el 2032.<br />Caja de empleados.<br /></p> <h3>Todo es Historia</h3> <p>Antes de introducirnos en la desesperación del decreto, que acerca, hasta la inconveniencia, los destinos pasionales de Cristóbal y de Kirchner, conviene repasar la historia. La que remite a la gloria actual de las 3000 maquinitas fatigadas de Palermo.<br />Tragaperras que rinden, cada una, según Gargantas Bingueras, algo más de 300 dólares por día. No hace falta consultarlo a De Pablo para imaginar una recaudación de un millón de glucolines verdes por jornada.<br />La licitación inicial se abre en 1993. Durante la inocencia, comparativamente enternecedora, del superado menemismo. Licitación limitada, aún, a la decadencia, paulatinamente triste, del turf.<br />La gana Federico Achaval. Aunque posteriormente es impugnada por el empresario que salió segundo.<br />Trátase del doctor Guido Spano. Es el cuadro que pasa a la inmortalidad, en las postrimerías del 2007, merced al escrache, discutiblemente heroico, del vástago del doctor Recalde.<br />El Junior de los Recalde lo graba, arteramente cableado, estilo Antonini, por la misericordiosa cuestión del cohecho, relativo a la depresión de los tickets de almuerzo.<br />Sin embargo, por entonces, Guido Spano tenía alguna razón para la queja. Había ofertado sólo por la extravagancia del turf. Desconocía que se asomaba, en el horizonte, el sol de las maquinitas.<br />Según las Gargantas Bingueras, el negocio lo inicia la candidez del denostado Menem. Lo instrumenta el degradado De la Rúa, para 600 maquinitas (posiblemente destinadas al señor Liberman). Pero al final el negocio lo concede Duhalde, solidariamente, al candidato Kirchner.<br />Para que Kirchner pueda armarse de los respectivos glucolines preelectorales.<br />Se asiste al cambio de Liberman, que se queda en la historia adherido al helicóptero de De la Rúa. Por el escalador Cristóbal, un protegido inicial del invalorable Diego Ibáñez. Pero que se factura, en la estación, al viento huracanado del kirchnerismo.<br />Con Cristóbal, hay que aceptar que Palermo prospera. De las 600 tragaperras, se pasa a las actuales tres mil. Recogimiento y veneración. ¡Gloria y Loor!<br /></p> <h3>Doblete</h3> <p>El antológico Decreto 1851 contiene un Anexo. Doblete sin desperdicios, casi inhallable.<br />Es la Resolución 31/07, del Directorio de La Lotería Nacional.<br />Trátase de la justificación literaria que asegura los glucolines de Cristóbal hasta el 2032.<br />El texto burocrático podría garantizar ejemplares presentaciones televisivas del doctor Monner Sans. Determina que HAPSA, o sea Cristóbal, "debe proceder a instalar 1500 máquinas adicionales". Para llegar a las 4500. "Siempre -eso sí- que la estructura edilicia lo permita".<br />En el Decreto presidencial también se alude al programado doblete de la resolución. Porque se lo "intima" a HAPSA a incrementar el "parque de máquinas".<br />Significa que Cristóbal no tiene otra alternativa. Necesita más años de explotación. Por las exigencias planteadas en el Decreto que firma el presidente. Según las Gargantas Bingueras, el "socio".<br />Si la licencia vence, en el 2017, es comprensible. Porque no le alcanzan, al pobrecito de Cristóbal, con sólo diez años más, para "amortizar y recuperar la inversión".<br />Inversión a la que, desde el decreto, se lo obliga.<br />Después de todo es una suerte que el Decreto 1851 sea, como una novela total, un modelo de sabiduría. Y de comprensión acerca de los obstáculos que presenta el mundo. Entonces le extiende, a través de la prosa abúlica, quince años más de explotación. Hasta el 2032.<br />Publíquese, divúlguese, abrirse de piernas, inclínense y archívese.<br /></p> <h3>Promocionales</h3> <p>La próxima entrega atiende el turno de la ludopatía en la provincia de Buenos Aires. Vayan adelantos promocionales. Bolos asegurados para el afectuosamente desbordante Chiche Peluso. O el sensible Bruno Quintana, que se inquieta en Punta del este. El misterioso Lujanero. El canalizador Carlos Gallo. El dificultoso objetivo del Tano de Trilenium. El mensaje decodificado del intendente Sergio Massa. Y como extras, los 32 Bingueros difusamente desorientados. Majestuosa escenografía de San Isidro, La Plata, ideal para damas con sombreros, como en Deauville. La salvación moral para el imantado Jockey Club y sus yemitas quemadas. Y don Cristóbal, siempre. El ya multidisciplinario Cristóbal López. Sea entre las multiplicadas tragaperras, en el casino litigioso del barco, o en la expansiva aventura del petróleo. Fichas, en definitiva, de Kirchner, el Presidente (R.E).</p> <p><b><i>Oberdán Rocamora</i></b><br /><i> Continuará</i><br />Manténgase conectado.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-26579265692929854112008-01-02T21:30:00.000-02:002008-12-11T14:35:52.206-02:00Héroes de Villavicencio<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1-jBTjTiyh-GOQBKJdiK1e2WkIHQZnm7Qv-Ne5B75jCI3w0ZquO-FdhYOz9Uc2iql67HmHBAM50j1MB41bPAT7yIveMITun9nS54TIgpAhky8OjrMObZ95ZGATFKOTeTS-QiRbqjLMBU/s1600-h/heroesdevillavicencio.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1-jBTjTiyh-GOQBKJdiK1e2WkIHQZnm7Qv-Ne5B75jCI3w0ZquO-FdhYOz9Uc2iql67HmHBAM50j1MB41bPAT7yIveMITun9nS54TIgpAhky8OjrMObZ95ZGATFKOTeTS-QiRbqjLMBU/s400/heroesdevillavicencio.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5152819412419440978" border="0" /></a><br />Tío Plinio querido, <p>Sin rescate, vaya y pase. Se lo bancaba. Podíamos admirarlo igual. Hasta la patriótica celebración.<br />“!Gloria y Loor/ Honra sin Par!”. Para el primordial Héroe de Villavicencio.<br />Kirchner, el Presidente (R.E). En retiro efectivo.</p> <h3>Estampitas</h3> <p>Ocurre que nuestro abnegado Héroe respondió, tío Plinio querido, al llamado de Chávez. Y se disparó, en vísperas del final, hacia la selva.<br />Fue secundado por otros valientes. Próceres que se ganaban, con paciencia infinita, el derecho a incorporarse a las sobrias estampitas del Billiken de la posteridad.<span id="more-161"></span><br />Por riguroso orden jerárquico, debe rescatarse, en principio, al recatado Taiana.<br />Trátase del Canciller inexpresivo que debió aceptar, mansamente, La Casa-Casta. Hasta adoptarlo, aunque ahora lo nieguen, como propio.<br />Lo sigue Follonier, pero tan sólo por gravitancia protocolar. Porque de leyes de la selva, Follonier sabe bastante más que Kirchner y Taiana.<br />Aún Follonier es, felizmente, un desconocido. Se lo llama El Rafa II.<br />(Porque Rafa I es Bielsa, aquel poeta inmemorial. Con barba roja y guayabera, coincidirá, Tío Plinio querido, que Bielsa hubiera proporcionado, en Villavicencio, imágenes mediáticas más conmovedoras).</p> <h3>La Simona</h3> <p>Aunque un poco más atrás, en la estampita deben figurar, discretamente, los embajadores. Dos Artículos Quinto.<br />Alicia Castro debiera ser valorada por sus colosales atributos para la diplomacia. Más que por los presumibles conocimientos, fatalmente discriminatorios, sobre el arte del paso de bagayos (Atributos juzgados, tío Plinio querido, como invalorables para la cotidianeidad de esta administración).<br />Y sin siquiera invocar, tampoco nunca, los perniciosos comentarios. Concretamente injustificados. Los que aluden a la sobrevalorada intimidad ideológica de la embajadora, con el Jefe Terminal. El director de la comparsa socialista del siglo veintiuno.<br />A propósito, debido a la acción siniestramente perversa del imperialismo, comienza a expandirse, tío Plinio querido, el efecto de cierta lícita orientación del mariscal bolivariano.<br />Conste que de ningún modo se justifica que se lo apode, indignamente, La Simona.</p> <p>En la estampita, se hace lugar el último titán que completa el bloque, estructuralmente sólido, de los Héroes de Villavicencio.<br />Trátase del extraño sobreviviente. Protagónico de los denostados noventa.<br />El Titán que pasó, sin escalas, de Menem a Kirchner. Embajador con rango de General. Balza.</p> <h3>A la bartola</h3> <p>Conste, tío Plinio querido, que la sociedad entera deseaba fervorosamente celebrarlo, a Kirchner, como a un Héroe. Nunca como un Mártir. Por haberse atrevido a participar, como Tarzán en la selva, de la improvisada intromisión humanitaria.<br />Diplomacia a la bartola. Arriesgada por el salvajismo del ridículo.<br />Aparte de no haber rescate, tampoco aparece el rehén.<br />Cuesta, ante la magnitud del epílogo, rescatar al Presidente del papelón. O atenuar, al menos, su responsabilidad en el incendio. Sobre todo, ante los sustanciales gorilas argentinos, que lo pulverizaron en las mesas del fin de año.<br />Porque, lejos de tomarlo a Kirchner como un Héroe, o como un Mártir, los “contreras” ya lo toman, tío Plinio querido, directamente, para la joda.</p> <h3>Bananas</h3> <p>“Ni murió ni fue guerrero”.<br />Como le dice, el dolorido reprochador del tango “Chorra”, a la chorra.<br />“Ni rescate ni rehén”.<br />Porque el romántico Operativo Emmanuel debió suspenderse, para colmo, por la ausencia de Emmanuel. Según la definitoria declaración del que debía ser la víctima del operativo. El presidente Uribe.<br />Aquel hijo gestado entre la secuestrada y el guerrillero, merecía inspirar al realismo mágico de García Márquez. El delirante fantasioso de Aracapataca. Y no sólo el apasionamiento fílmico de Oliver Stone.<br />Hay que compadecerlo a Oliver Stone. Ni siquiera merece figurar en la estampita.<br />Porque, para describir un panorama semejante, Woody Allen justamente se le adelantó. Apenas en 36 años. Con la filmación de “Bananas”. Sátira imperdonable del imperialismo, hacia los países metafóricamente consignados como “bananeros”. Una expresión inspirada en el gorilismo literario del cuentista O Henry, para referirse a Honduras.<br />A través del papelón del Operativo Emmanuel, los Héroes de Villavicencio, comandados por La Simona, lograron superar, ampliamente, la frontera arbitraria de O Henry.</p> <h3>Saturno</h3> <p>Dígale a Tía Edelma que, según Medea, el problema, con los Kirchner, consiste en que se les cambió la taba de la suerte.<br />Que se les dio vuelta, a los Cesaristas, la estrella.<br />Parece que lo tienen plácidamente instalado a Saturno, en jugueteos en contra de su sol.<br />En adelante, es el turno de la sucesión de valijas de los Antonini. De las magistrales epopeyas como la de Villavicencio. Que se suman a la persistencia dilatada de la temperatura, absurdo previsible del verano.<br />Entonces los Kirchner, tío Plinio querido, implosionan.<br />Chocan, por la dinámica de la violenta ineptitud, la calesita. Y se autopican el boleto.<br />Justamente cuando la sociedad se encontraba, estratégicamente dispuesta, a dejarlos gobernar. Solos, a su merced. Sin ningún plan de lluvia. Sin prever que los Kirchner iban a estampillarse solos. Con tanta inconcebible tenacidad.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-70147859936194660252007-12-19T16:35:00.000-03:002008-12-11T14:35:52.361-02:00Santuario<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBqOShN-WNC99jdR-FRhHhw_s2tZ6LxWfWGNnR6j-BcVOoaNUBfFjliq8yIoWuH9fVcO8ypER8siJVFFjyQs31RjMpz5gHyolPFnxTSBKo-JwAitADz2AH77zTNo3quNHmQPz8SQJ5tAE/s1600-h/santuario.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBqOShN-WNC99jdR-FRhHhw_s2tZ6LxWfWGNnR6j-BcVOoaNUBfFjliq8yIoWuH9fVcO8ypER8siJVFFjyQs31RjMpz5gHyolPFnxTSBKo-JwAitADz2AH77zTNo3quNHmQPz8SQJ5tAE/s400/santuario.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5152821319384920418" border="0" /></a><br />escribe <strong>Carolina Mantegari</strong><br />editora responsable del <strong>Asís Cultural</strong>,<br />emanación de <strong>JorgeAsísDigital</strong> <p>A Nicolás Maduro, el canciller de la Venezuela Bolivariana, hay que compadecerlo.<br />Tiene menos recato que Jorge Taiana, el canciller argentino.<br />Por lo menos, Taiana no habla. Exhibe el atributo del silencio, que pasa por perfil bajo.<br />La locuacidad de Maduro, en cambio, resulta enternecedora. Al pobre, no le alcanza el tiempo para denunciar las sucesivas conspiraciones del imperialismo.<span id="more-149"></span></p> <h3>Greene, Mauricio</h3> <p>Para armar la exitosa “operación basural”, con el propósito conjunto de esmerilar a Chávez y a los Kirchner, los perversos norteamericanos debieron adiestrar, minuciosamente, al agente Antonini. Es el actual “Prófugo”.<br />Trátase de una versión, grotescamente llanera, de “El americano impasible”. Como la novela que publicara, en 1955, Graham Greene.<br />Debieron entrenar, al agente llanero, Antonini Wilson, para las sutilezas actorales del desplazamiento con marroquinería.</p> <p>Para introducirlo, al impasible “Prófugo”, en un vuelo oficial argentino, de alquiler. Proeza operativa, comparable al best seller de la Operación Entebbe.<br />Para enseñarle a descubrir, oportunamente, “La valija”. Alude a la pieza teatral de Julio Mauricio, un dramaturgo doméstico, torpemente olvidable.<br />Una valija colmada, en este caso, de glucolines verdes.<br />Fue detectada por una aduanera dulce, ambiciosamente atractiva. Junto a los ochocientos mil glucolines, la dama descubre, de pronto, sus dotes contenidas de patinadora vocacional.</p> <h3>Mujica Laínez, Escudé</h3> <p>Debieron adiestrarlo, al Prófugo impasible, para desfilar, más tarde, por La Casa.<br />Según malas fuentes, vinculadas al operativo basural, el agente desfiló por dos despachos de La Casa. Alude al magistral novelón compuesto por Manuel Mujica Laínez.<br />Sin embargo, La Casa por la que desfiló “el americano impasible” de Greene, el portador de “la valija” de Mauricio, fue la Casa Rosada. Basural total.</p> <p>Para después despacharlo, como si lloviera en la Manhattan de Allen, hacia el conflictivo Montevideo de Onetti.<br />Y partir, pero con pasaporte del imperio, hacia Miami. Es el esternón soleado donde prosigue el amontonamiento de residuos. Una especie de CEAMSE. Paraíso febril de los gusanos que envejecen en la masturbación de la espera.<br />Gusanos que espantan, ya sin dosis de recatos, a los antiimperialistas confirmados. Como Humberto Tumini. Y hasta a los revolucionarios súbitamente sorprendentes, como Carlos Escudé. El desconcertante intelectual K.</p> <p>En adelante, con El Prófugo a resguardo, entre los brillos de Key Biscayne, los perniciosos norteamericanos hicieron estallar, con precisión matemática, el escándalo internacional.<br />Para blanquear, de inmediato, al Prófugo. Convertido, por mero acto borocotista, en Garganta frontal del FBI. A los efectos de recibir, desatada la enfática “operación basura”, debidamente cableado por expertos, a los emisarios venezolanos.<br />Una manga de aventureros asociados que pretendían llevarlo, al Prófugo, y a cambio de millones de glucolines, por el camino del bien.<br />Persuadirlo para que se hiciera cargo de la propiedad de aquellos glucolines que quedaron a disposición en Buenos Aires. Y evitar la trascendencia, extendidamente nociva, del basural. Que enloda, miserablemente, a dos gobiernos revolucionarios. Fue el objetivo logrado.</p> <p>Acierta, entonces, Kirchner, al reclamar, a los Estados Unidos, al Prófugo.<br />El Prófugo que dejó, impasible, el maletín en la Aduana. Aunque no vaciló en penetrar al país de utilería. Lo más campante. Del mismo modo en que partió. Con la satisfacción del lodazal cumplido.</p> <p>En algo debe coincidirse, colectivamente, con la evaluación de Kirchner:<br />“Es una vergüenza”.</p> <h3>Faulkner</h3> <p>Con su perversidad habitual, la CIA también se puso a operar desde la supuesta izquierda europea. Es una suerte que Nicolás Maduro haya sabido detectar, a tiempo, los tramposos mecanismos.<br />La CIA se las ingenió para operar desde el diario El País.<br />Para Maduro, El País también se encuentra al “servicio de las peores ideas”. Porque mantienen, estos progresistas europeos, “una visión colonial y racista”, de las transformaciones sociopolíticas. Las que se registran en el sur del continente, con nuevos liderazgos.<br />Como el de Chávez, el Evo. O los Kirchner.<br />La culpa de El País consistió en editar, en la portada del Suplemento Domingo, una producción firmada por John Carlin. Con seguridad, un agente.<br />Trátase de La Conexión Venezolana de las FARC. El título, de por sí, contiene la impertinencia de una provocación.<br />El texto indica que las FARC mantienen, en territorio venezolano, un Santuario.<br />Dista de aludir al “Santuario” de aquella novela iniciática de William Faulkner. Una obra que es, para Albert Camus, superior, incluso, a “El sonido y la furia”, o “Absalón Absalon”. Narrativa de Faulkner que recrea la magia del imaginario Yoknapatawpha.<br />El Santuario de El País, el de Carlin, alude al Santuario de la guerrilla colombiana. Aunque situado, el Santuario, en territorio bolivariano.<br />Santuario entendido, aquí, como área de recogimiento. De entrenamiento de combatientes y de protección política, en abierta connivencia con el transversalismo del narcotráfico. Al amparo saludable del líder más transformador.<br />En Venezuela, según Carlin, las FARC conservan cuatro campamentos. Las relaciones de las FARC, con el hegemónico bolivarianismo, atraviesan un momento solidario de esplendor.<br />Síntesis histórica, basada en coincidencias inesperadas. La revolución latinoamericana aún es posible.<br />Basado en testimonios de cuatro guerrilleros que desertaron, Carlin, acaso un agente secreto presentado como periodista, rebela, desde El País, algunos datos de impacto.<br />Por ejemplo que Ingrid Betancourt, la rehén principal de las FARC, estuvo en el Santuario. Secuestrada.</p> <p>La imprudencia del dato motiva, con seguridad, que -en el caso utópico que el dato fuera cierto-, la señora Betancourt haya sido inmediatamente trasladada.</p> <h3>Gallegos, “Doña Bárbara”</h3> <p>La malicia informativa del basural se ensaña, en extremo, con el bolivarianismo.<br />Indica, además, que la señora Betancourt estuvo alojada en las afueras del poblado de Elorza.<br />Elorza es parte del municipio, más literario aún, de Rómulo Gallegos.<br />Alude al autor de Doña Bárbara, célebre novela, de 1929, que anticipaba, en más de tres décadas, el próximo boom de la literatura latinoamericana.<br />La lectura de Doña Bárbara podría generar, probablemente, obvias identificaciones. En la señora presidente, sin ir más lejos, de la Argentina.<br />Elorza, municipio Rómulo Gallegos, condado de Apure.<br />Para mayor precisión, el agente Carlin indica que el Santuario era supervisado por Germán Briceño. Alias Grannobles. Un miembro del Estado Mayor de las FARC.</p> <h3>Alma llanera</h3> <p>Para llegar a Apure, basta, aún sin necesidad de saberse “el hermano de la espuma, de las garzas y las rosas”, con cruzar el Arauca “Vibrador”.<br />Trátase del río Arauca que signa, sin siquiera vibrar, la frontera entre Colombia y Venezuela.<br />El basural del Santuario mantiene el objetivo de devaluar los colosales atributos de mediador del presidente Chávez. Y de hacerlo despertar, a Uribe, de la sublime siesta neoliberal. A los efectos de desenmascarar la mediación del comedido que se proyectaba. Lanzado a la liberación de rehenes que, en cierto sentido, también le pertenecen.<br />Según la basura del imperio, para Chávez es bastante fácil mediar. Porque la Betancourt, se encontraba, con su consentimiento, en territorio venezolano.<br />Vigilada por expertos que lo tienen, a Chávez, en la condición de ídolo. Como Estación ideológicamente Terminal.</p> <h3>Final con Gelman</h3> <p>Para interpretar la literatura del Santuario, hay que recurrir, como siempre, a la poesía.<br />Entender los riesgos de “El juego en que andamos”.<br />Las comillas aluden al título del librito de poemas del mejor Juan Gelman. Fue editado en 1959. Dice, a pesar de Gelman:<br />“La salud de saber que estamos muy enfermos/…la dicha de andar tan infelices”.</p> <p>Los Kirchner tienen la obligación de conocer las reglas del juego en que andan.<br />Juego al que someten, irresponsablemente, a la Argentina.<br />En un contexto menos lírico, costará desprenderse de las consecuencias. De la sucesión previsible de basurales, a los que arrastran estos juegos. De chiquilines cincuentones, inconcientemente amateurs. Juegan con fuego.</p> <p><strong><em>Carolina Mantegari</em></strong><br />para <strong>JorgeAsísDigital</strong></p> <p>permitida la reproducción,<br />sin citación de fuente.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-14277581028721811122007-12-17T15:31:00.000-03:002008-12-11T14:35:52.521-02:00Tobogán<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjESLTqgJn1BO3pbySui6MuxEcPPWvYhRtFyB03PO5nxAgWX08Ulf2mYJhZDSwJY3SeYZG2vf9aZqxruNiG_3f0UZCD1JdgwFL5oOV_OCiBv4t-9AE5lqj9iw90asr1BCI7zLWAPg5bg48/s1600-h/tobogan.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjESLTqgJn1BO3pbySui6MuxEcPPWvYhRtFyB03PO5nxAgWX08Ulf2mYJhZDSwJY3SeYZG2vf9aZqxruNiG_3f0UZCD1JdgwFL5oOV_OCiBv4t-9AE5lqj9iw90asr1BCI7zLWAPg5bg48/s400/tobogan.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153557403765010866" border="0" /></a>Por <strong>Oberdán Rocamora</strong><br />para <strong>JorgeAsísDigital</strong> <p>Crece, entre los empresarios involucrados, los De Vido dependientes, la preocupación por el destino de De Vido.<br />Surge, la desazón, como consecuencia del desgaste paulatino del superministro de referencia.<br />La pérdida del poder se percibe en la pérdida simultánea del respeto y del temor.<br />Ya no es sólo la señora Carrió. Hoy cualquiera se le anima. Y lo impugnan, de manera indirecta, desde los grandes medios.<span id="more-141"></span><br />En la actualidad, Julio De Vido es, incluso, hasta protagonista involuntario de dos libros. Donde se recrea, con detalladas amplificaciones, la atmósfera descripta. La proeza cotidiana que conocen los miles de visitantes del Portal.<br />Al menos, desde la publicación del texto cordialmente inspirador, “Club de los 500″. Fue subido en el 2005 (ver “La marroquinería política”, 2006).<br />Para que conste en actas.</p> <h3>Amateurismo</h3> <p>Por los capítulos que aún faltan, la miniserie de la valija, o la marroquinería bolivariana, puede arrastrarlo al ministro. En un lapso relativamente inmediato.<br />Téngase en cuenta que desde el gobierno, al menos hasta hoy, manejaron la desbordante miniserie con un amateurismo estremecedor.<br />Los desorientados corren, detrás de los episodios que condenan.<br />A los amateurs les instalaron, por si fuera poco, una teoría humillante. Para colmo falsa. Que los ochocientos mil dólares del Gordo Antonini venían para financiar la campaña presidencial de la señora Cristina.<br />Como si, al vigente Sistema Recaudatorio de Acumulación (creado por Kirchner, instrumentado principalmente por De Vido), le hiciera falta recurrir, para hacerse de fondos, a semejante berretería.<br />Porque se trata de un monto comparable, sin exagerar, a una propina.<br />El simulacro del kirchnerismo puede carecer, perfectamente, de ideas. Pero dinero le sobra. Como los multiplicados canales para juntarlo.</p> <h3>Vísperas</h3> <p>Con la pituitaria adiestrada, los “De Vido dependientes”, los titanes de las licitaciones, los equilibristas de los artificios cartelizados, suelen percibir el sabor amargo de las vísperas. Del deslizamiento en el tobogán de la desgracia. O de la próxima adversidad.<br />Asimismo, asisten al sistemático fortalecimiento del adversario interno.<br />El ascenso de Alberto Fernández complementa el panorama temerario.<br />Para colmo el Alberto, el irreconocido sonetista popular, sale, como un cruzado, a poner la cara. Y hasta la firma, en la impotencia declaratoria de alguna columna de domingo. Sale en nombre del honor del Cesarismo Conyugal, definitivamente quebrantado en su moralidad.<br />El Alberto parece sobreactuar la tendencia incendiaria hacia el arrojo. Con las tristes argumentaciones de amateur. Para colmo imitadas, contagiosamente, por la indolencia intelectual de los otros funcionarios, tan solidarios como ineficaces.</p> <h3>Recuadro</h3> <p>Disciplinadamente, sin otra alternativa, De Vido supo tolerar el laberinto del esmerilamiento. Kirchner solía impedirle que saliera, según nuestras fuentes, al cuadrilátero de los medios, para defenderse.<br />De todos modos, al ser reconfirmado como ministro, asistió a una especie de revalorización. Al extremo de considerárselo, en un momento, para los “De Vido dependientes”, como gloriosamente irreemplazable.<br />Porque: ¿quién podía encontrarse en condiciones de instrumentar tanta cantidad de negocios, como Julito? Nadie.<br />Pero De Vido arrastra, en su tobogán, el desmantelamiento de la estructura que instrumenta. Confeccionada con elemental eficacia. Para consolidar, desde el poder, la multiplicidad de los negocios.<br />Sin embargo, después de la jura, De Vido debió darse cuenta que venían, invariablemente, por él. Y que la ofensiva del esmerilamiento no había cesado.<br />Por ejemplo al consignar que Clarín, desde la expresiva perversidad de un recuadro, pudo registrar la frialdad de la señora Cristina. Cuando le tomó, resignada, el juramento.<br />Aquel recuadro, para los De Vido dependientes, se debió a la liminar orientación del Alberto.</p> <h3>Cancha inclinada</h3> <p>La sospecha, de hallarse en las vísperas, se extiende y prospera. Fundamentada por los acontecimientos de Miami. Por los capítulos seriales que se avecinan.<br />Puede asegurarse que no alcanza, a esta altura, para apaciguar, con la cabeza de Uberti, oportunamente rebanada.<br />Sigilosamente se lanza a rodar la bola de nieve. La de la responsabilidad final. De De Vido.<br />Por lo tanto, si prosigue en la pendiente del tobogán, con el agravamiento de la cancha inclinada, el Cesarismo Conyugal tendrá que entregarlo. Basta con soltarle la mano.<br />De la cancha inclinada tampoco podrá rescatarlo el exclusivo protector. Es un poco menos poderoso que Kirchner y Magnetto. Es decir, es Moyano. El Amigo Subsidiado.<br />Moyano salió a respaldarlo, a De Vido, en la plenitud del esmerilamiento. Y a lo guapo. Por los códigos barriales de los subsidios. Y por otros repartos, frontalmente espirituales.<br />Pero Moyano tampoco preveía que, en la ceremonia de aquel respaldo, se agudizaba la doble devaluación.<br />La devaluación de De Vido. Y la propia. La devaluación de Moyano.<br />Socios, también, en las estratégicas desventuras.</p> <h3>Cercos</h3> <p>A Moyano se lo esmerila, en cambio, con la simultaneidad de diversos cercos.<br />El cerco más leve alude a la infamia de ciertas puñaladas, registradas en un estacionamiento de Rosario. Sin embargo, el cerco más grave es político.<br />El reconocimiento que presenta el ropaje de la ingratitud. Con el dramatismo de la traición. Por la personería gremial de la CTA.<br />Esmerilamiento que se le viene, irreparablemente, encima. Supera la frontera del agravio. Hasta sacarlo de la cancha.</p> <p>Conste que Kirchner se despidió, formalmente, del gobierno, sin dejar resuelta la máxima reivindicación de Moyano. Resignaba una alianza vital, con uno de los dos hombres que más teme.<br />La reivindicación de mínima, de Moyano, consistía en lograr el apoyo del Cesarismo Conyugal. Para su reelección, al frente de la CGT.<br />La falta de apoyo representa entonces la crueldad del tercer cerco. En adelante, Moyano brilla. Radiante, de tanto esmeril.</p> <p>Por lo tanto se vaticina un 2008, pleno de acción y aventuras.<br />Porque va a costar arrancarlo, a Moyano, del sitial. Al que tanto le costó acceder.<br />Kirchner exhibe su vulnerable noción de la virilidad. Al transferirle a su esposa la decisión política de estampillarlo a Moyano. De ponerle límites. Game Over.<br />Por lo tanto la dama, como la sociedad, debiera estar preparada. Para asumir, presumiblemente, el efecto de los estampidos.</p> <p><strong><em>Oberdán Rocamora</em></strong><br />Para <strong>JorgeAsísDigital</strong></p> <p>_______________________________________________________________</p> <h1>Llave en mano</h1> <p><em> El keynesianismo no se detiene.</em></p> <p>Mañana, sin ir más lejos, estaremos en Enarsa. En la invención que Romero supo bautizar, con agudeza, Enfarsa.<br />El festín del conveniente keynesianismo no se detiene. Se abren las ofertas de otra Licitación Pública Internacional.<br />“Adquisición e instalación, llave en mano, de cinco centrales de generación eléctrica”.<br />La gesta, apenas nominalmente, es controlada por Ezequiel Espinoza. Es aquel funcionario que respondía al ascendente Mario Das Neves, máximo caudillo del Chubut.<br />Espinoza, por lo que sabemos, participa de una desdicha extendida entre tantos funcionarios del kirchnerismo. Es de los que siempre saben, pero sólo ven pasar, las valijas. Pletóricas de glucolines, que pasan de largo. Sin que se detenga, para la gloria personal, siquiera una. Pobre.</p> <p>Para la gesta de esta “llave en mano”, a Espinoza le dibujaron un presupuesto de tres mil doscientos cincuenta millones de glucolines patrios. Poco más de mil millones de dólares.<br />Las empresas anotadas, según nuestras fuentes, para atrapar la “llave en mano”, son seis. Las que adquirieron el respectivo pliego, por 15 mil pesos, en glucolines de curso legal.<br />De las seis, cuatro, o por lo menos tres de ellas, mantienen el solapado destino de acompañantes especulativos. Hasta que les llegue la sortija de la próxima oportunidad.<br />Por lo tanto Ansaldo Argentina, Sadefem Equipamientos, y probablemente los gallegos de Isolux, pueden considerarse dignas acompañadoras. En la espera de patear el penal. Para atrapar la propia llave en mano.<br />Si se acompaña con el decoro discreto del silencio, la sortija tarda. Pero la llave, en mano, siempre llega.<br />En cambio, las otras tres, se perfilan como las envidiables empresas del comisario.<br />La Siemens (versión Power Generation), que es siempre generosamente amplia para las asociaciones. Abierta a la magia de las componendas.<br />Y otras dos firmas dichosamente funcionales. Pertenecen a empresarios invalorables, definitivamente consagrados por la perversidad del Portal.<br />Es IECSA, ex del Padrino Macri. Hoy, del sobrinísimo, el señor Calcaterra. Empresario en lícita proyección, que se obstina en negar, a lector del Portal que se le cruce, que es un “calcaterro”.<br />Calcaterra no es, que conste, ningún “calcaterro”. Y menos aún del socio mayor. De Lázaro, El Resucitado.<br />La restante es Construcciones Térmicas. Una variable que controla, en apariencias, la máxima revelación del Portal. Trátase de don Gerardo Luis Ferreira. Estrella, junto con Acosta, de Electroingeniería. Empresa que sobrepasó, desde Córdoba, en materia de acumulación de obras y de glucolines, la barrera del sonido.</p> <p>_______________________________________________________________</p> <h1> Cables mezclados</h1> <p><em> En carretilla, pero con mística revolucionaria.</em></p> <p>Entre los “De Vido dependientes”. Es decir, entre los aventureros transitoriamente identificados con el destino del ministro De Vido, suele comentarse, con mayor perplejidad que malicia, algún aspecto patológico de la conducta de don Gerardo.<br />Consecuencias, aducen, del pasado revolucionario del sujeto. Por tantos dolorosos años, transcurridos en prisión.<br />Parece ser que a Ferreira, en determinados momentos, se le mezcla el cablerío. Hasta confundirlos. Conste que no son, precisamente, los cables del Club de los 500, que lo enriquecieron.<br />Confiesa, cierta Garganta, que en alguna cumbre selecta, se aludía a las rodajas de la colaboración con el socio invisible. Para depositar la ofrenda, hacia arriba. Hacia el Gran Hermano, el protector.<br />Según Garganta, alguien se quejó de la intensidad de la ofrenda. Entonces Ferreira, en versión de Garganta, se les despachó con una desgarradora interpretación ideológica.<br />“La plata para la política es la plata para el pueblo. Y con la plata para el pueblo no se j…”.<br />Al margen del desorden generado por la mezcla del cablerío, Ferreira emerge, en apariencias, como el emblema empresarial del kirchnerismo que brinda mayor sustancia para la serena reflexión.<br />Al combinar la racionalidad de las enormes diferencias gananciales, con las interpretaciones que rozan la mística revolucionaria. Según un prestigioso psicoanalista consultado, Ferreira, al acumular dinero, esfinge del poder en el capitalismo, parece saldar, dramáticamente, algún dilema generacional.<br />De todos modos, cierto gerente es menos sensible que el estudioso consultado. Pero su veredicto es igualmente ilustrativo: - “Se la lleva en carretilla, pero los humilla a los otros empresarios, los hace sentir culpables, haciéndose aún el revolucionario”.</p> <p>Ocurre que Ferreira amontona obras a granel. Más, incluso, de las que reparte.<br />Y cuando se reúne con sus pares, con los otros De Vido dependientes, los que también se la llevan en carretilla, Ferreira suele obstinarse en elogiar la política humanitaria del gobierno.<br />Entre los arrebatos emocionales de la carretilla, les dice, por ejemplo, que ya “recuperaron ochenta hijos”.<br />Pero que les “falta recuperar, todavía, otros 400 chicos más”.</p> <p><em><strong>Oberdán Rocamora</strong></em><br /><em>Continuará</em><br />Manténgase conectado.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-3424026331193539942007-12-11T16:48:00.000-03:002008-12-11T14:35:52.736-02:00Intromisión humanitaria<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWjyr8N42seqaIGfF7SwR-NYAFEgos9j-xvsYF4x2ef2oYoF-nxYOfVFEeql5RApJGtvLt-Rp-cQIqC0nLZS-hbHSnJ5dceCRkFvvGzHomMP05PsFQc-whL1XaaDScw2X11ehcS97RPGs/s1600-h/intromisionhumanitaria.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWjyr8N42seqaIGfF7SwR-NYAFEgos9j-xvsYF4x2ef2oYoF-nxYOfVFEeql5RApJGtvLt-Rp-cQIqC0nLZS-hbHSnJ5dceCRkFvvGzHomMP05PsFQc-whL1XaaDScw2X11ehcS97RPGs/s400/intromisionhumanitaria.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5152822088184066418" border="0" /></a><br />por <strong>Osiris Alonso D’Amomio</strong><br />Consultora Oximoron, especial<br />para <strong>JorgeAsísDigital</strong> <p>La movilización sensible deriva, al fin y al cabo, en una frontal intromisión.<br />Es a los efectos humanitarios, pero una injerencia al fin. Promover, con tanto énfasis, la liberación de la señora Ingrid Betancourt. Una causa instrumentada, desde Buenos Aires, por el Primer Ministro de Francia, François Fillon. Por encargo de su presidente, Nicolás Sarkozy.<br />Semejante empeño, contagiosamente conmovedor, de discutible eficacia geopolítica, logró cautivar, incluso, hasta a los Kirchner.<span id="more-136"></span> Y proporcionarles, en simultáneo, una ostensible atención internacional. Para la notable ceremonia que generaban los argentinos. Con rescatables ribetes de pintoresquismo democrático. La insólita transferencia del mando, entre cónyuges. Corolario prescindible del melodrama triunfal. Del país estructurado, en el fondo, para producir otra miniserie.</p> <p>En efecto, el acontecimiento doméstico, brindado por el inagotable poder local, hubiera merecido, en otro momento histórico, algún recuadro. Una sugestiva crónica de color. Sin embargo, la transferencia matrimonial, con la presencia asegurada de la mayoría de los presidentes del vecindario, deparaba una oportunidad para el amontonamiento. Sarkozy, por intermediación de la diplomacia, no podía desperdiciarla.</p> <p>De manera que la “causa justa” de la señora Betancourt fue la razón principal del desplazamiento, del Primer Ministro, M. Fillon, hacia la Argentina.<br />Una motivación superior, por ejemplo, que la de haber logrado el sublime negocio del Tren Bala. Para la Alstom, una de las peores empresas de Francia. Deficitaria, como una mala cocotte. Refundida hasta el paroxismo, y siempre subsidiada.</p> <h3>Las cruzadas</h3> <p>Al componerse la impertinencia del presente despacho, M. Fillon debe suponer, mientras regresa, haber alineado, para la grandeza de su cruzada ética, a los presidentes que participaron, en Buenos Aires, del desgarrador episodio matrimonial.<br />Pero antes de regresar, M. Fillon debía mantener, según nuestras fuentes, en la noche de ayer, un reservado encuentro bilateral, con Chávez. Es el otro mediador. El hipersensible humanista que supo lucirse, con los arrebatos de la misma causa, en el esternón de París.<br />Fue diez días atrás, cuando Chávez volvía de participar en las deliberaciones de otra cruzada un tanto menos noble. Como la cumbre petrolera de Arabia Saudita. Y de las conciliaciones de otra visita fugaz, a otro hombre fuerte que atraviesa, en Irán, su personal declinación política. Ahmadinejad, otro adalid, como Chávez, de la paz universal.</p> <p>Para Sarkozy, lograr la libertad de la señora Betancourt representa una reparación de índole nacional. Es un tema, a esta altura, de política interior.<br />De cultura francesa, la señora Betancourt, precandidata a la presidencia de Colombia, desde hace cinco años se encuentra secuestrada por las extorsivas FARC. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. La antigua guerrilla la mantiene, a la señora Betancourt, en la condición de rehén más presentable. Facilitadora de las más ambiciosas concesiones que se le reclama al enemigo. El Estado de Colombia.</p> <p>La cuestión Betancourt derivó en una situación límite.<br />Un emblema que renueva, hasta legitimarla, la discusión relativa al derecho a la injerencia. El punto, acaso más sensiblemente conflictivo, de la agenda multilateral.</p> <h3>Injerencia / ingerencia</h3> <p>La injerencia, con j o con g, consiste, en definitiva, en la habilitación internacional, de cualquier Estado, para entrometerse.<br />Para husmear entre el manejo de los trapos sucios, recatadamente íntimos, de otros Estados.<br />En el Caso Betancourt, moviliza el manto ético de la solidaridad humanitaria. El valor que complementa el circuito frontal de la extorsión. Implementado, exitosamente, por la guerrilla.<br />La organización que se digna ofrecer, a su rehén principal, en el mercado, siempre redituable, de la ausencia.</p> <p>En la práctica, a través de la instalación del dolor que genera el secuestro, la comunidad internacional, animada por Francia y Venezuela, y con adeptos de pronunciamiento precoz -como los Kirchner-, se entromete en la estrategia de Colombia.<br />O lo que es lo mismo, del presidente Uribe. Quien porta el virus, extrañamente diferenciador, de ser aliado principal de los Estados Unidos. O de Bush, que atraviesa su propia decadencia.<br />Acercamiento que es patéticamente terrible entre el inflamado etnicismo, que caracteriza la alborotada actualidad de la América del Sur.<br />Entonces Uribe no logra controlar las claves del litigio, abiertamente frontal, que mantiene con los secuestradores. Los enemigos se sirven hoy de otros presidentes. Para presionarlo.<br />En realidad, el conflicto armado supera, en Colombia, con las características de su complejidad, la angustiosa situación personal de la señora Betancourt. Y de su castigada familia, que, por su firme objetivo, no vacila en criticar a Uribe, justamente en los países del vecindario. Y expresar, asimismo, el beneplácito por la intermediación de Chávez.<br />“Es el único que puede conseguir algo”, suele decir su marido, en las emisiones televisivas. O tal vez su acongojada madre, ante los conmovidos periodistas locales que sacan, de inmediato, conveniente chapa de humanistas.<br />Ocurre que Chávez, como explican los parientes, es muy respetado, sobre todo por los atributos de su moralidad. Por los secuestradores de Ingrid. Los que sólo podrían enternecerse a través de su intermediación providencial.</p> <h3>Secesión</h3> <p>Lo que está en juego, para Colombia y Uribe, es la relación con el enemigo secesionista.<br />Las FARC se las ingeniaron para sensibilizar, en contra de Uribe, al conglomerado de los distraídos que conforman la opinión pública internacional.<br />Conste que las FARC, la guerrilla liderada por sexagenarios, reconoce la existencia de una virtual secesión territorial. País diseccionado, Colombia se encuentra multiplicado de entrecruzamientos y complejidades. Abandonado a la tristeza de la incomprensión, a la ferocidad del desconocimiento. Diezmado por la virulencia de los grupos paramilitares. Y por los segmentos transversales del narcotráfico que contaminan, de manera creciente, a gran parte de su sociedad.<br />La fracción territorial, donde impera Marulanda, el líder histórico de las FARC, mantiene un formidable capital de inversión de riesgo. 44 rehenes.<br />Un material que consagra, en el fondo, la ejemplaridad de la extorsión política. Como medio de consolidación y crecimiento.<br />Por lo tanto, los sensibilizados estadistas del vecindario, pueden tranquilamente anexarse, con facilidad, a la “causa justa”, por la liberación de Betancourt. Pueden colmarse del beneplácito de la ética. Mientras tanto se atenúa, en el primer plano, el propósito de la simultánea liberación, pero en carácter de trueque, de los 500 guerrilleros presos.<br />Ellos, son los 500 héroes, o los mártires, los que volverían, a más tardar al día siguiente, a luchar, otra vez, contra los intereses del estado colombiano. En nombre de los objetivos emancipadores de una organización armada, anquilosada y añeja. Pero que se siente, de pronto, históricamente reivindicada. Paradójicamente identificada, con las posturas de Chávez. El mandatario del país vecino, que revoluciona el continente a partir del turbulento bolivarianismo. Con la potencia, ideológicamente esclarecedora, del arsenal de su billetera.</p> <p><strong><em>Osiris Alonso D’Amomio<br /></em></strong>para <strong>JorgeAsísDigital</strong></p> <p>_____________________________________________________________</p> <h1>Doble setentismo</h1> <p><em>La señora va también por los excesos de la Guerra de la Triple Alianza.</em></p> <p>Los presidentes del vecindario sirvieron para emocionarse con la gestación del Banco del Sur. Para celebrar la etnicidad del Evo. Para endulzarlo a Lula. Oxigenar a un Chávez que llegaba vencido.<br />(A Tabaré, como estaba ausente, no se lo pudo amonestar).<br />La circunstancia del Banco indujo, a la señora Cristina, a deslizarse a través del desborde de su inquietante oralidad.<br />Por pudor, o por desinformación, el desborde resultó casi inadvertido para la prensa internacional. Y para no herir la susceptibilidad de La Nación, no lo trató la prensa local.</p> <p>Fueron palabras, supuestamente laudatorias, las que la señora Cristina dirigió hacia su colega paraguayo, Nicanor Duarte Frutos.<br />Salpicaron, las palabras, al indemne Lula. Un estadista que pertenece al Brasil menos preocupado, que los argentinos, por los altibajos, desencuentros y excesos que arrastra la historia.<br />Las palabras instalaron, en el escenario, la pasión doblemente setentista de la señora.<br />Porque, no conforme con el manoseo setentista de las desmesuras del siglo veinte, la señora Cristina decidió emprenderla, también, contra el setentismo del siglo diecinueve.<br />Porque se refirió a la masacre del pueblo paraguayo. Registrado en la llamada Guerra de la Triple Alianza. De cuando el mariscal Francisco Solano López, al que ella calificó de héroe, condujo, irresponsablemente, a su admirable país, en pleno proceso erróneo de expansión, hacia una guerra, alocadamente simultánea. En contra de Brasil, de la Argentina (que pretendía, como siempre, ser neutral). Y, sobre todo, con el Uruguay.<br />Una Guerra, la de la Triple Alianza, que nos tienda a lanzar conceptos similarmente fáciles. Preferible reservarlos para un próximo despacho, que ojalá nunca ocurra.<br />Una guerra que fue motivada, en su aspecto más anecdótico, por una clásica interna de los uruguayos. Entre Blancos y Colorados. Sin embargo la Argentina, que ya se aferraba al virus de la neutralidad, debió entrometerse en el asunto, apenas, por no dejarlos pasar. A los paraguayos, por su territorio. Por Corrientes, precisamente, y para masacrar a los uruguayos.<br />La circunstancia setentista, en el diecinueve, para la Argentina, alude a su relativa pasión por la neutralidad. Postura que derivaría, en contiendas más serias del siglo veinte, en una clave. Ideal para profundizar, en el casino de la geopolítica, la sistemática declinación nacional. Un deporte intelectual que fascina, cada vez, a menos interesados en debatirlo. El esclarecimiento de la declinación. Tema de seminario.<br />La pendiente, en cuesta abajo, demasiado pronunciada. Que culmina, transitoriamente, en la desertificación dirigencial de la actualidad. La que gesta gobernantes, como los de referencia, que se legitiman por la insustancialidad de los opositores.</p> <p><strong><em> O.A.D.</em></strong></p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-43659655264043912122007-12-07T21:24:00.000-03:002008-12-11T14:35:52.954-02:00Teorema<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibh0xCpFwZatcztJm36QJpvuUxtX1NC7zdnSFrF0AwrCLiK4Hs4GnwtD88ZYiRaICwVRz7Yp4T2gs6ZzhZrIu7xb-IYRuQT5rHIN5uBq7fgvmO2zPDFGBobVhrxuymHisT7dAmhc1SpdA/s1600-h/teorema.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibh0xCpFwZatcztJm36QJpvuUxtX1NC7zdnSFrF0AwrCLiK4Hs4GnwtD88ZYiRaICwVRz7Yp4T2gs6ZzhZrIu7xb-IYRuQT5rHIN5uBq7fgvmO2zPDFGBobVhrxuymHisT7dAmhc1SpdA/s400/teorema.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153558417377292754" border="0" /></a>por <strong>Oberdán Rocamora</strong><br />para <strong>JorgeAsisDigital</strong> <p>Tregua, para la paz de los agasajos sociales. Instancias patrióticas de emotivos juramentos, abrazos conmovedores. Festival de los auspiciosos augurios.<br />Entrañable amigo e inolvidable escritor, Oscar Barros, criminalmente desaparecido, podía definir como la “etapa del cuaderno nuevo”. Primeras páginas, con letra prolija.<br />Con la resignación de los manchones, que invariablemente van a aparecer.</p> <p>En gran parte por responsabilidad de Kirchner, el sistema político-mediático no aguanta una semana sin conflicto movilizador.<span id="more-134"></span> Con atinada base informativa, surge el litigio conjetural. Se impone, a partir de la crispación de la realidad, una sujeción extraña hacia el vaticinio.<br />La “glándula de la profecía”. Como suele definir Ignacio Zuleta, con su lucidez frontal.</p> <h3>Forasteros</h3> <p>Protagonistas excluyentes, Scioli y Macri, del conflicto conjetural.<br />Trátase de los dos potenciales forasteros de la política.<br />Los forasteros se proyectan, desde la incertidumbre de las próximas gestiones, para alcanzar la cima del palo enjabonado, en el 2011. O antes, para los fundamentalistas anónimos del pesimismo.<br />Por lo tanto el quirófano, entre tantas operaciones en marcha, es incontrolable.<br />Abundan, en desfile de camillas, las operaciones desatadas, con discreto salvajismo, en contra de ambos. De los forasteros, definitivamente instalados en el lenguaje del poder.<br />Aún antes de haber asumido, Scioli y Macri, parecen atravesar las fronteras de la cuenta regresiva.<br />Vamos, en este capítulo de la miniserie, con el esmerilamiento de Scioli. El líder del peronismo motonáutico. Gran campeón de categorías imaginarias. Titular de la Línea Aire y Sol. Cultor de la ideología atlética del vitalismo.</p> <h3>El Calabró</h3> <p>Si apuntaran con rigor, los esmeriladores, en general adictos a los efluvios del Cesarismo Conyugal, debieran preocuparse, bastante más, por Balestrini que por Scioli.<br />Sin embargo, para esmerilarlo a Scioli, a Balestrini ya suelen tildarlo como el Calabró del sigloveintiuno. En evocación de aquel Tano Calabró. El vicegobernador que en 1973 ocupó, muy pronto, el lugar de Bidegain.<br />Cuenta la Garganta que Balestrini no vaciló, por ejemplo, en ponerles límites a los Kirchner.<br />Fue cuando, separadamente, Balestrini rechazó la idea presidencial de llevar, en La Matanza, la colectora liderada por Cevallos, alias El Huevo.<br />Los cesaristas conyugales pretendían hacerle, a Balestrini, el jueguito perverso que le hicieron, con resultados satisfactorios, en Lanús y en Quilmes, al eterno Quindimil, y a Villordo. Pero decir Villordo significa aludir a Aníbal Fernández.<br />La Garganta indica que Balestrini, antes de cortarles el teléfono a los césares, alcanzó a decirles que, si llegaban a armarle la colectora del Huevo, que se buscaran, en lo posible, a otro para la vicegobernación. Porque iba, en tal caso, como candidato a intendente de La Matanza. Sin llevar una candidatura presidencial.<br />Según la Garganta inapelable, ante Balestrini, los dos Kirchner, los Césares, arrugaron.<br />La “balestrinada” sirvió para que Néstor, con firme coherencia, confirmara su condición de “duro en el difícil arte de arrugar”.</p> <h3>Teorema</h3> <p>Garganta anuncia, en el pizarrón, la hipótesis del Teorema.<br />“Scioli no quiere que le pase lo mismo que le pasó a Solá”.<br />Garganta desarrolla, con un puntero, la línea argumental:<br />“Como Scioli es un garca, va a evitar que Kirchner lo garque. Como Kirchner lo garcó a Solá.<br />Scioli va a aguantar la ofensiva. Va a hacerse el Scioli”.</p> <p>Aquí concluye, antes de los aplausos, la demostración del temerario teorema.<br />“Scioli va a garcarlo a Kirchner, en el momento propicio”.</p> <h3>Quirófano</h3> <p>Le bajaron, desde arriba, a Scioli, el pulgar. Tiene, a lo sumo, para tres meses. Lo comentan en cualquier bar mistongo del suburbio.<br />A determinados empresarios, les advierten que traten de despegarse.<br />Desde la nación, aseguran, para apretarlo, que no bajará un mango de más.<br />Por el déficit, la provincia se encuentra en vísperas de crear otro patacón artificial.<br />Aparte, cuentan, Kirchner ya lo puenteó, a Scioli, con los intendentes. Mantienen línea propia.<br />Los alcaldes, se dice, están indignados, porque, en el gabinete de Scioli, abundan los parientes. Los contadores de licuadoras y ventiladores, mientras escasea la superstición del peronismo.<br />A los intendentes, Kirchner los maneja, dicen, por control remoto. Con la prepotencia de los ladrillos y con la densidad del asfalto. A través de los legendarios caudillos populares. José López, alias El Neolopecito, y De Vido.<br />Aunque Scioli, para aliviarlo de Skanska al caudillo De Vido, debió recurrir, a través del desinteresado empresario comunicador que se merece una miniserie, a la hipotética sabiduría, en materia de seguridad, del Fiscal Stornelli. Con el agravante, casi grotesco, que el Fiscal, a si mismo, se tomó demasiado en serio. Supone, en su exaltación lírica, que Giuliani es comparativamente un poroto. Que lo convocaron por sus invalorables méritos. De ningún modo para apartarlo de las esquirlas de la causa que les preocupa, en principio, a los actuales esmeriladores.<br />Después del juramento y los abrazos, vendrá otro capítulo al respecto. Con la participación especial de Frank Holder, que le trajo a Patricia Janiot. Con el comisario Salcedo (que aún “le debe un borracho a la policía”), y de cierto dúo de comisarios retirados que suelen producirle, en especial a la señora Cristina, reacciones alérgicas, manchas en la piel y urticaria.</p> <p>En la plenitud del esmerilamiento, se difunde, por último, el malestar de los Césares. Porque Scioli se proyectó sin permiso. Al programar, para colmo, con Macri, una Cumbre de Esmerilados. Debió suspenderse.</p> <h3>Cicuta</h3> <p>En la lícita paranoia, los sciolistas contratados, según nuestras fuentes, atribuyen la ofensiva a una acción instrumentada por la perversidad de 25 de Mayo 11. Por la persistente inteligencia de Jaimito. En supuestas operaciones, conciliadas con fuertes periodistas que se sitúan, sólo por mera petulancia informativa, a la vanguardia del esmerilamiento.<br />La interna, con entrecruzamientos divertidos, conforma, en la miniserie, un capítulo aparte.</p> <p>Para completar el presente, debe saberse, ante todo, que la legitimidad natural de Scioli reside en la certeza de la inconveniencia del incendio. En que el fracaso prematuro no es negocio para nadie. Una chispa extendida, desde la provincia de Buenos Aires, puede derivar en el posible incendio del país.<br />Desde lo táctico, Scioli necesita aguantar, estratégicamente, la conjetural adversidad.<br />Para atemperarla, debe colocar su habitual rostro de distraído. Simular, despreocupadamente, que va “para adelante”. Con la memoria del previsible recitado, repetido hasta la insustancialidad.<br />Scioli debe hacerse, en definitiva, el Scioli. Como lo sugiere la Garganta, en el Teorema que mantiene un destino de celebridad.<br />Y recurrir al obstinamiento que lo ayudó a soportar los cuatro años de fortalecedoras humillaciones, provechosamente vejatorias. Hasta llegar, con el autismo positivista de la fe, a la condición de figura indispensable.<br />Con la digestión blindada, Scioli, el titular de la Línea Aire y Sol, se traga, cotidianamente, la cicuta del esmerilamiento.</p> <p><strong><em>Oberdán Rocamora</em></strong><br /><em> Continuará</em><br />Manténgase conectado.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-65702961207205203322007-12-05T19:08:00.000-03:002008-12-11T14:35:53.287-02:00Jergas<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxLz48SD2fsauzxMSHmNr7nM9ftPTFPqIJ0SaUuRP3KTBbCbPNwb7nZIQMjDpXMLBeTl2Cg3D_Ws7JXNOqEke88rAyMt7C1u4ePUmZjCjDddFxg7m7L528FD_CWW9XAp3KKucbN-IkFsc/s1600-h/jergas.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxLz48SD2fsauzxMSHmNr7nM9ftPTFPqIJ0SaUuRP3KTBbCbPNwb7nZIQMjDpXMLBeTl2Cg3D_Ws7JXNOqEke88rAyMt7C1u4ePUmZjCjDddFxg7m7L528FD_CWW9XAp3KKucbN-IkFsc/s400/jergas.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153557859031544258" border="0" /></a>escribe <strong>Carolina Mantegari</strong><br />Semiología-Consultora Oximoron,<br />especial para <strong>JorgeAsísDigital</strong> <p>“Los argentinos nos merecemos, de nosotros mismos, un mejor relato”.<br />Sentencia de la señora Cristina, en el Hotel Intercontinental. Hablaba, con serena solvencia, desde “el lugar” de la Presidenta electa. Entre la euforia previsible de los entusiastas adherentes que fingían entenderla.<br />Ella suele referirse, con frecuencia, a “La construcción del relato”. Asimismo, pondera la necesidad de “Cambiar los espejos”. De “Facilitar la mirada del Otro”.<span id="more-132"></span> De “Asumir la historia”. A veces, por si no bastara, desde “El no lugar, que es también un lugar”.<br />A través de la jerga, la señora sobrevuela, con sistemática eficiencia, el clandestino circuito de los valijeros. Para dirigirse hacia los interlocutores preferenciales. De la dimensión, idílicamente reconocida, del pensador más gordito de los Feinmann. O del referencial más sólido, Horacio González, con la potencia protectora del bigotón que lo asemeja a Lavolpe. Menos que a Viñas.<br />Basta, con la jerga elitista de los significantes, para que el resto de los interlocutores, aunque sin tanta formación, logren captar la desmesura ontológica de las distancias.<br />Aunque, quienes la aplaudan, sean los funcionarios con cama adentro. Los que conocen parcialmente los secretos del Sistema Recaudatorio de Acumulación.<br />O los militantes, vagamente escépticos, que combinan deseos de revancha con los índices controlados de colesterol. O los voluntaristas que conservan atisbos exteriores de progresismo. Fastidiados por las conjunciones de lecturas inútiles. O los peronistas reversibles de medialuna enarbolada, que mantienen proyectos, individualmente providenciales, de lícita salvación.<br />Basta, además, que los votantes, aquellos que la contemplan por televisión, sepan que Cristina instala, en el plano del discurso, una magnitud superior. Aunque no comprendan la densidad presunta de sus mensajes. Alcanza para constatar que “la señora es más inteligente”. Un “cuadro”, como suele decirse, a los efectos de elogiarla. Propagadora, en definitiva, de una cultura para inmovilizar. Y estamparla. En la pared. (Pero esto último nunca debe decirse. Tampoco escribirse).</p> <p>“Hay que ver con que relato abordamos el tema del INDEC”.<br />Así también reflexionó Cristina, en la impunidad frontal de un reciente reportaje. Ante funcionales periodistas de la Secretaría de Estado de Página 12.<br />Demasiados significantes para evitar el significado de esta crónica.</p> <h3>Fast food</h3> <p>Abuso del lenguaje. Impregnado, para colmo, con el tráfico del post modernismo de fast food. Autocalificada de “hegeliana”, Cristina suele exhibir, sin confrontaciones, una estructura intelectual, ostensiblemente superior, a la que propone, con franca elementalidad, su marido.<br />Sin embargo, a Kirchner le importa, saludablemente, muy poco, la jerga culturosa que suele fascinar a su mujer. Casi nada. En realidad, le importa un pepino.<br />Menos que “la construcción del relato”, a un insaciable como Kirchner, en general, lo movilizó, hasta aquí, la idea de situarse en la plenitud del centro distributivo de la política. A los efectos de generar, en todo caso, “el relato”. Que se narra, inconvenientemente, desde los medios, siempre cuestionados por el Cesarismo Conyugal. Medios acotados por la frontera liminar del recato. O por el pudor que atempera, si no la carencia total de arrojo, el mero ropaje de la autolimitación.<br />Consten los esfuerzos semánticos de esta cronista, para evitar el vocablo “autocensura”.<br />Desde el Portal, como aporte, puede intentarse el abordaje de la utopía conceptual. A los efectos de develar las claves hipotéticas de la interpretación. De la jerga, que admite, con beneplácito, el sobrio ejercicio de simulación de profundidad.</p> <h3>Conflicto</h3> <p>En 55 meses de atropellada hegemonía, en su “relato”, fatigosamente narrado desde los medios, Kirchner supo demostrar, ante todo, que no existe “política sin conflicto”.<br />En la práctica, Kirchner debiera enseñarle a Cristina que sin conflicto, precisamente, no hay relato.<br />La característica principal, en Kirchner, el productor del poder que sólo formalmente transfiere, consiste en la ejercitación activa del conflicto multiplicado. Hasta el infinito.<br />Y hasta identificarse, el conflicto, con él.<br />Es decir, el conflicto, en la Argentina, es Kirchner.</p> <p>La asunción del conflicto le permitió, a Kirchner, en “el relato” aún no debidamente narrado, imponer la ficción del crecimiento.<br />Para adueñarse, además del poder vacante, de la historia. Con la pasiva indolencia de la sociedad apabullada por el relato de bajas calorías, generado desde los medios. Acotados, presionados admisiblemente por las diatribas cotidianas de los dueños del poder.<br />En este momento, dueños hasta de la historia.<br />Es el ejercicio absoluto del poder lo que le facilita a Kirchner la ostentación máxima. La que tanto sorprende en las civilizaciones más estructuradas, a través de los despachos de desorientados corresponsales que pugnan por entenderlos.<br />La ostentación de cederle el poder, en el plano exterior del relato, a Ella. A los efectos especiales de edificar el inédito Cesarismo Conyugal. El que la lucidez de Gramsci no alcanzó, siquiera, a imaginar.</p> <p>Por lo tanto, resulta razonable que la sucesora, en su imaginario, se preocupe por “la construcción del relato de la política”.<br />Sobre todo porque ella se queda, exclusivamente, con “el relato”.<br />Debe asumir entonces el riesgo de recibir “el relato”, pero sin la política que lo sustenta. Y que Kirchner se lleva, a su pesar, arrastrada.<br />Con la crudeza de asumir que, al menos para “el relato de los medios”, puede resultar más interesante conocer la cotidianeidad de Kirchner, en las oficinas de Puerto Madero. Que la previsible monotonía aleatoria. La de los ecos que persisten en la Casa de Gobierno.</p> <p>Porque Kirchner, al irse, puede llevarse, consigo, aparte de la política, la multiplicidad de los conflictos que se dilatan por la carencia de soluciones. Lo que de ningún modo significa, para ella, ni de lejos, la irrupción del desentumecimiento. O sea, la relajación del alivio. Al contrario, constituye un vaciamiento.<br />Y los conflictos, convertidos en virtuales quilombos, inexorablemente van a estallarle. A la sucesora puede costarle, en adelante, mucho más el control del “relato”. Lo único, entre nos, que le queda.<br />Porque Kirchner se le lleva, el próximo lunes, el “final de la historia”. Aunque ella se quede, al fin y al cabo, con la inutilidad del relato.<br />Desprotegida, ante “la Otredad”. Con la indulgencia maligna de las miradas vengativas, que buscan vanos espejos. Como en los poemas de Borges. O en los cuentos de Poe.</p> <p>Merced a la fragilización de la sociedad, desde los resortes del gobierno, en la Argentina culturalmente monárquica puede acumularse un excesivo poder. Suficiente para sumergirse en la errónea tentación de digitar la historia.<br />Aunque la historia, irreparablemente, suele volverse encima. En contra, cada tanto, del digitador. Del que dependen, sólo transitoriamente, los ejes del conflicto.<br />Ejes del relato de la historia que nunca se puede narrar. Para la posteridad que a nadie le importa. Al menos, según la conveniencia del protagonista narrado. Y aunque se cambien, como sugiere Cristina, las miradas de todos los espejos.</p> <p><strong><em>Carolina Mantegari</em></strong><br />Consultora Oximoron, para <strong>JorgeAsísDigital</strong><br />(permitida la reproducción, incluso sin citación de fuente).</p><p>___________________________________________________</p> <h1> La propia historia</h1> <p><em>La hija del Colectivero que llegó.</em></p> <p>En vez de sostenerse en jerguitas inofensivas de construcciones lingüísticas, en divagaciones de otredades y elitismos de espejos, la señora Cristina podría disponer, con resultados más optimistas, de otros escenarios venturosos.<br />Sobre todo si decide profundizar, hasta la completa asunción, de su ocultada identidad -origen de probables complejos e inseguridades- de ser hija de Eduardo Fernández, El Colectivero.<br />Tal como lo revelara, gráficamente, el último domingo, en el Suplemento Observador, del semanario Perfil.<br />Es decir, Cristina debiera asumir la historia. Tal como, aconsejablemente, lo invoca. Así sea la propia historia. La angustiante, dificultosa. Confeccionada, sin mayor originalidad, por los profundos rencores que signaron, alborotadamente, el clima generacional.<br />En su eventual sinceramiento definitivo, Cristina podrá comprobar, en definitiva, que aquello que pudo, en la adolescencia, socialmente avergonzarla, hoy la legitima. Hasta reivindicarla.<br />O mejor: aquella atmósfera de supuesta negatividad, que la impulsaba a construir, sigilosamente, sus distancias, hoy consigue, por el logro de su destino, la paradoja de acercarla.<br />Para desentumecerle, en todo caso, la invulnerabilidad de la armadura. A los efectos de aproximarla, aún más, al semejante. A “la mirada del Otro”. Y así mostrar su epopeya, casi orgullosamente, entre los sectores populares. Los que suelen emocionarse y decidir elecciones. Los que pueden tomarla, emblemáticamente, con la combinación, siempre redituable, de identificación e idealización.<br />En trazo grueso, pueden tomarla, a Cristina, como el máximo ejemplo de la muchacha inquieta del barrio. Una Samantha, por una vez, triunfal. Una igual que, en definitiva, logró llegar. Merced a la superación, gloriosamente individual, de la sumatoria de desventuras, de postergaciones similares que permiten la aventura popular de la proyección.<br />Por lo tanto, desde la aledaña autenticidad de Tolosa, Cristina, la hija presuntuosa de Eduardo, El Colectivero, fue quien protagonizó la peripecia admirable, y a los efecto de “construir el propio relato”. Hasta alcanzar el peldaño inalcanzable, el más alto. Aunque haya dejado, en el camino, una colección de máscaras. Ensayos de poses hegelianas y arrebatos de imposturas. Entre la sucesión de simulaciones típicas de la escalera.</p> <p><strong><em>C.M.</em></strong></p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5342805231281167890.post-42022392103786835102007-11-30T14:19:00.000-03:002008-12-11T14:35:53.451-02:00Fusión o adquisición<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhshgeMejo9T5x8uGVcfszujWlVpAsAZ1Xg2hq7kjYL7LmdwJQE9mcv-M-mD0kGYt_OiQceE5NcwuOthncRz5ahnRv9a8-nAJ5ZssSo_J0tw3jXl0cd4FTfR2rpxRMD9xUU2seV4rDhjM0/s1600-h/fusionoadquisicion.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhshgeMejo9T5x8uGVcfszujWlVpAsAZ1Xg2hq7kjYL7LmdwJQE9mcv-M-mD0kGYt_OiQceE5NcwuOthncRz5ahnRv9a8-nAJ5ZssSo_J0tw3jXl0cd4FTfR2rpxRMD9xUU2seV4rDhjM0/s400/fusionoadquisicion.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5153556647850766754" border="0" /></a>por <strong>Osiris Alonso D’Amomio</strong><br /><strong> Consultora Oximoron</strong>, especial para<br /><strong> JorgeAsísDigital<br /></strong><br />Aunque transfiera, en diez días, a su esposa, los atributos formales de la presidencia, Kirchner será igualmente uno de los tres hombres más poderosos de la Argentina.<br />Los otros dos son, precisamente, los Sujetos que, por los riesgos potenciales que representan, Kirchner más teme.<br />Hugo Moyano. Héctor Magnetto.<span id="more-127"></span> <p>Después de la providencial confirmación de De Vido, el único sindicalista que puede paralizar el país, Moyano, se instaló, por su cuenta, aunque transitoriamente, en la bolsa tibia del oficialismo (<a href="http://www.jorgeasisdigital.com/2007/11/28/en-la-bolsa/">ver En la bolsa</a>).<br />Queda pendiente el acuerdo con Magnetto. El Sujeto es la garantía de una posible convivencia, amablemente racional, con Clarín. Esa creación literaria, monstruosamente opulenta, de Jorge Asís.<br />Pasa, el arreglo, por la señal conciliadora de la luz verde. O con el litigio inmanente si se trata de la luz roja.<br />Señales que el gobierno decida, en lo inmediato, enviarle a Clarín. A través del dictamen, que se demora, de la Comisión de Defensa de la Competencia. Un organismo generador de ansiedades estructuralmente conmovedoras.<br />Se asiste a los entretelones de la fusión de Cablevisión con Multicanal. De aprobarse, en materia de televisión paga, con más de tres millones de abonados, el Grupo Clarín, junto a su socio mejicano, se convierte en el máximo operador de América Latina.<br />Con el pretexto semántico del rigor, Clarín prefiere presentar la fusión, socialmente, como una adquisición.<br />Táchese entonces lo que no corresponda.<br />Asociación. Absorción. Fusión. O compra, simplemente, de Multicanal, por parte de Cablevisión. A los efectos de gestar una nueva empresa, que mantiene, a Clarín, como propietario principal. Con el sesenta por ciento de las acciones. Y al socio, David Martínez, de la Fintech Advisory, con el cuarenta.<br />Martínez es el mejicano extrañamente extravagante. Merece protagonizar un próximo capítulo. Oriundo de Méjico, pero súbdito de Su Majestad Británica.<br />En “Guerras empresariales” (<a href="http://www.jorgeasisdigital.com/2007/10/05/guerras-empresariales-i/">consultar</a>), el autor deslizó un vaticinio equivocado. Dijo que el 28 de octubre, con los datos de boca de urna, Defensa de la Competencia ya podía disponerse a oficializar la fusión (para Clarín, reitérase, la adquisición).<br />Sin embargo, en vísperas de asistirse al cambio cosmético de comando, el 10 de diciembre que se viene encima, el expediente de referencia continúa, aún, en el quinto sueño. En la esfera febril de las negociaciones que se extienden. Técnicamente la operación, según nuestras fuentes, se encuentra terminada. Aunque dista, aún, de registrarse la humareda blanca. Prospera el pedaleo del desacuerdo, en el marco prolongador de las condiciones.</p> <h3>Cretenses</h3> <p>En su pasión fervorosamente negadora, desde Clarín se resisten a admitir que transcurra, en la actualidad, con el gobierno, un tenso período de negociaciones.<br />Prefieren presentarlo, sin mayor convicción, como una normal atmósfera de diálogo.<br />Diferencias lógicas en un expediente complejo. Con operaciones entrecruzadas, pródigas en altibajos y signadas por trabas judiciales.<br />El negocio fue, oportunamente, hostigado por la persistencia de un Acuerdo Preventivo Extrajudicial. Un APE. Clavado sobre una venta anterior de Cablevisión. Fue suscripto por la Fiscal de Cámara, Alejandra Gils Carbó. La Fiscal fue, asimismo, hostigada, con otra presentación judicial, impulsada ahora por Clarín. Basada, para colmo, en la exactitud, artificialmente cuestionable, de la semiología. Causa que entiende, al leerse estas líneas, el doctor Ercolini.<br />Un negocio trabado, aparte, por aquella medida cautelar, gloriosamente costumbrista. Dictada por el sorprendente juez Alonso, el “pariente” de Concarán, Capital de la Alegría, Estado Libre Asociado de San Luís.<br />Negocio que fuera sistemáticamente hostigado, sobre todo, por la imaginativa acción conjurada por los tres traviesos Cretenses de Palermo.<br />Empresarios comunicacionales, con vinculaciones ambiciosamente políticas. Uno de ellos, bastante temerario, padece, en fase terminal, un avanzado Complejo de Magnetto.<br />Cretenses enredados, además, con la audacia de algún banquero, de fuerte llegada al máximo estamento espiritual. Un banquero capacitado para transformar, semanalmente, los ajados billetes argentinos, en general descoloridos y de 100, en crocantes billetes de 500 euros.<br />Un banquero mágico. Rigurosamente recomendable.<br />Transforma, milagrosamente, una valija, de dimensiones inquietantes, en un elegante attaché.<br />Para brindar más datos, Los Cretenses de Palermo supieron avanzar en la osadía de la planificación.<br />El objetivo, de máxima, consistía en quedarse con el diario. El de mínima, en introducirse, poner el pié. Justo cuando Magnetto parecía llevar, en la mano, la ostensible tarjeta de embarque.<br />Para iniciar el viaje definitivo, trayecto trascendental. Exclusivamente, de ida.</p> <h3>Sin precio</h3> <p>Con negociación o no, hoy sólo quedan, en el escenario, el Gobierno y Clarín. Segundos afuera.<br />Mientras despaciosamente zafa, Magnetto sabe, según la Garganta, que la autorización del negocio depende de una decisión política.<br />Decisión que suele, frontalmente, dilatarse. Por vacilaciones y condicionamientos de letra chica. Aluden a cláusulas debatibles de desinversiones. A la imposición de ventas de cables del interior. A la administración, vorazmente lucrativa, del fútbol.<br />Por lo que sabemos, Kirchner mantiene intacta, explicablemente, la desconfianza sideral. Surcado, en el tema Clarín, por una conjunción de dudas razonables. Por resquemores dignos.<br />Por ejemplo a Kirchner le preocupa, según Gargantas, que se deslice en la atroz repetición de la experiencia de Menem.<br />Porque aquel Menem, mal aconsejado, a criterio de Kirchner, por los estoicos sobrevivientes que pretendían salvar la piel con la futura protección del diario, debió entregar al Grupo, en bandeja, el Canal 13.<br />Y después, según Kirchner, a Menem igual lo masacraron. Sin piedad (En un despacho próximo confirmaremos detalladamente las razones de aquella masacre).<br />Aparte, cuando en la transacción no se encuentra en juego, la brusquedad del arte de la marroquinería, Kirchner suele desbordarse.<br />Sabe controlar, con solvente seguridad, las situaciones en que el contendiente, o el eventual interlocutor, mantiene estipulado algún precio.<br />Aquí es distinto. Como la noción del riesgo, el acuerdo puede evaporarse en el aire.<br />Autorización, o luz verde, contra presumible amabilidad en el trato informativo. Los diplomáticos podrían, a la tácita retribución, llamarla “fair play”.</p> <h3>Rabietas</h3> <p>Por lo tanto Kirchner, con cotidiana minuciosidad, analiza, durante las mañanas, el tratamiento que le dispensa el Diario de la Argentina.<br />El martes pasado, sin ir más lejos, según Gargantas, Kirchner estalló. Fue al leer la portada. Titulaba Clarín: “Las naftas subieron el 13% por ciento”.<br />Cuenta la Garganta que Moreno, el negociador estéticamente preferido de Kirchner, debió ejercitar sus directos atributos de apretador. Y llamar, para protestar, supuestamente, a Jorge Rendo. Es el referente institucional, que otros, sin mayores atisbos de buena fe, prefieren denominarlo “lobbysta”.<br />Rendo es considerado, en el monótono tembladeral de Clarín, según Gargantas, el más completo especialista en las manías de Kirchner.<br />Dicen que Rendo descuenta que las peores rabietas, al “Presi”, se le desvanecen, a lo sumo, en dos horas. Lapso suficiente para enloquecer a los colaboradores, los que se esfuerzan en la faena de confortarlo. Para que por ejemplo Parrilli, desde la dulce frescura del escritorio, imagine alternativas, estratégicamente potentes, para la frialdad de la venganza.</p> <p>Del militante Moreno, el Secretario de Comercio Interior, depende, dato nada menor, la Comisión de Defensa de la Competencia. Es el estamento gubernamental donde reposa, literalmente, el expediente de la fusión. O de la adquisición que convierte, al Gobierno y a Clarín, en rehenes recíprocos.</p> <h3>El Bauzá de Kirchner</h3> <p>Al margen de los presuntos mensajes, de los intentos rencorosos de las apretadas, de las vacilaciones y de las rabietas, en adelante se trata, para finalizar el despacho, de aguardar la crucial decisión política.<br />Tanto Sabatella, como su superior Moreno, hoy deben apartarse del ring. Correrse.<br />Los interlocutores tangibles, de Rendo y de Magnetto, son el Alberto Fernández, y, especialmente, Kirchner.<br />Dentro del gobierno, pero sobre todo afuera, el Alberto es considerado como un elemento vinculado, con sobreactuaciones y énfasis, a Clarín.<br />Es, aparte, el representante del Estado, en el directorio de Papel Prensa. La gran “papelera” que, en sociedad, los unifica. Al Gran Diario y al Gobierno.<br />Por lo que sabemos, el Alberto asistió, hasta ahora, apenas a una reunión del consorcio.<br />Algunos, no precisamente Cretenses, lo comparan, en la materia que atañe, al Alberto Fernández, con aquel Eduardo Bauzá.<br />Trátase del baluarte intocable, para Clarín. El sustancial pilar de Menem.<br />Sin embargo al denominar, al Alberto, el Bauzá de Kirchner, lo ponderan. Los laudatorios se escapan del cuadro. Exageran, al comprar la operación que venden. Porque al Alberto aún le falta tomar Toddy para alcanzar la dimensión de sobriedad y discreción, sumada a la cierta noción de eficacia, que solía caracterizar al Flaco memorable.<br />El Alberto, en cambio, lo sobra, con contundencia, a Bauzá, apenas, en la estatura del perfil.</p> <p><strong><em>Osiris Alonso D’Amomio</em></strong><br /><em> Continuará<br /></em>Manténgase conectado.</p>Carolina Mantegarihttp://www.blogger.com/profile/01487480734844961696noreply@blogger.com